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Cristina Kirchner, según The New Yorker: “dictatorial” y “obsesionada con su imagen”

Cristina Kirchner, según The New Yorker: "dictatorial" y "obsesionada con su imagen"
13/07 – 11:00 – La prestigiosa revista norteamericana publicó el artículo sobre la muerte de Alberto Nisman para el que la Presidente fue entrevistada. El botox, la corrupción y los servicios de inteligencia.

De manera sorpresiva, Cristina Kirchner se adelantó este domingo a la publicación de un artículo de la revista The New Yorker para el que había sido entrevistada y subió a su página web la versión completa del reportaje. Este lunes, la publicación norteamericana dio a conocer la nota que, bajo el título “La muerte de un fiscal”, cuenta los días finales de Alberto Nisman, detalla las peripecias de su investigación y deja una serie de duras definiciones sobre la Presidente.

“Cristina Kirchner se ha vuelto más dictatorial y, de acuerdo con las denuncias de la prensa, más corrupta”, cuenta el periodista Dexter Filkins en su artículo de poco más de 10.000 palabras. Luego la define como poseedora de “modales erráticos y una perspicacia política despiadada”.

Antes de contar el encuentro que tuvo con ella el 11 de marzo de este año en la Quinta de Olivos, el cronista recordó: “En los cables confidenciales dados a conocer por WikiLeaks, los diplomáticos norteamericanos señalaron el ‘comportamiento agresivo’ y su obsesión con la imagen. Según informan, gasta ‘miles de dólares por año en las últimas tendencias y en ponerse inyecciones de silicona en la cara y extensiones de pelo para parecer más joven’. Los medios le dieron el sobrenombre de ‘Reina del botox’. La propia Cristina Kirchner a veces sigue el juego, diciéndole a los periodistas: ‘Yo ya nací maquillada'”.

Este domingo, la Presidente subió a su página web la desgrabación en español y en inglés y el video de la entrevista de más de 110 minutos. En su artículo, Filkins reveló lo que sucedió minutos antes de que las cámaras fueran prendidas.

Con “un vestido de volados y un pesado maquillaje”, la mandataria ingresó al salón de la Quinta de Olivos que había sido convertido en un estudio de televisión para la entrevista. Dos docenas de asistentes rondaban por el lugar. Luego, según el relato, Cristina Kirchner se acercó para peinarlo: “Antes de que la entrevista comenzase, ella se inclinó para arreglarme el pelo. ‘¿Hay alguna chica que pueda ayudarlo?’ –preguntó– ‘Queremos que salgas lindo'”. Unos segundos después, ella empezó a alisarse el suyo: “‘Quiero arreglarme un poco’, dijo. ‘Perdoname, además de Presidenta soy una mujer: el vestido, la imagen…’. Detrás de cámara, una asistente le gritó: ‘”¡Estás divina!'”.

En cuanto las cámaras se prendieron, “se puso seria y ridiculizó las acusaciones” de Alberto Nisman. Como pudo verse en la entrevista publicada este domingo, se encargó de negar una y otra vez cualquier tipo de pacto con Irán para exonerar a los acusados por el atentado a la AMIA a través del memorándum.

Tras decenas de entrevistas con funcionarios, opositores, diplomáticos, amigos y colaboradores de Nisman, Filkins optó por las palabras del abogado de la AMIA, Pablo Jacoby, para cerrar su artículo: “Una sucesión de jueces, la mayoría de ellos leales a los Kirchner, desecharon la presentación de Nisman. Cristina, aunque políticamente dañada, siguió adelante. Jacoby me dijo que, sin Nisman, la investigación del atentado –tan compleja, tan dividida y tan vieja– probablemente también morirá. ‘No hay reemplazo para Alberto’, dijo. ‘Todo el caso está en su cabeza’. ¿Suicidio o asesinato? Para Jacoby, esa es una pregunta equivocada: ‘Ahora, aún fuese verdad que se suicidó, nadie va a creerlo’. Según la tradición judía, quienes se suicidan no pueden ser enterrados apropiadamente. En el cementerio de La Tablada, los suicidas han sido relegados a un rincón lejano. Después de algunas discusiones, el cuerpo de Nisman no fue enterrado con aquellos que se quitaron la vida, sino junto a las víctimas de la AMIA”.

Como otros medios norteamericanos, el artículo de The New Yorker definió a la muerte del fiscal general del caso AMIA como el “equivalente latinoamericano del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, terreno fértil para teorías conspirativas que involucran a espías, gobiernos extranjeros y políticos en connivencia”.

La nota dedica varias páginas a explicar en detalle la denuncia que Nisman presentó pocos días antes de morir contra Cristina Kirchner, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés “Cuervo” Larroque, el espía Héctor “Allan” Bogado y los piqueteros Luis D´Elía y Fernando Esteche por una presunta conspiración para exonerar a los acusados por el atentado a la AMIA través del memorándum con Irán.

Aunque reconoce que “no hay evidencia que una a Cristina Kirchner o Héctor Timerman con la presunta conspiración” en favor de los iraníes, Filkins advierte que la denuncia de Nisman “no era un procesamiento, sino un pedido para más investigaciones”.

“La mayor parte de las conversaciones telefónicas grabadas son crípticas y podrían ser interpretadas de maneras en que no fuesen necesariamente incriminantes. Sin embargo, la acumulación de detalles y circunstancias sugieren que los involucrados estaban discutiendo algún tipo de acuerdo diseñado para llevar a la remoción del nombre de los iraníes de la lista de más buscados de Interpol”, definió.

La amenaza de la bomba atómica iraní

Una y otra vez, la misma cuestión resurge en las investigaciones del atentado a la AMIA, la denuncia de Nisman y su muerte: un presunto interés iraní en conseguir la ayuda argentina para avanzar en la construcción de una bomba atómica.

Uno de los primeros indicios puede ser rastreado hasta enero de 2007, cuando según un funcionario venezolano arrepentido, el entonces presidente del régimen islámico Mahmud Ahmadinejad viajó a Caracas para pedir la intermediación de Hugo Chávez. “El funcionario, que estaba presente en la reunión, dijo que Ahmadinejad quería acceso a la tecnología nuclear argentina. (Este oficial es una de los tantos hombres que colaboran con los investigadores norteamericanos para la investigación contra Venezuela por haber colaborado en el tráfico de drogas de Irán y Hezbollah). Ahmadinejad no aclaró qué tipo de tecnología quería. Pero el reactor iraní de la región de Arak, que todavía está en construcción, tiene una tecnología muy similar al reactor argentino de Atucha. Ambos son reactores de agua pesada capaces de producir plutonio, que puede ser utilizado en armas nucleares”, detalló.

Según la denuncia de Nisman, el intercambio de tecnología nuclear podría haber formado parte del presunto acuerdo secreto negociado junto con el memorándum por Irán.

Filkins reconstruye además una charla que el canciller argentino tuvo con funcionarios norteamericanos al respecto: “A principios de 2012, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) amenazó con imponer sanciones a la Argentina por haber mentido acerca de los índices de inflación, Timerman viajó a Washington a discutir la cuestión con la administración de Obama. De acuerdo con un funcionario norteamericano que estuvo en la reunión, Timerman pidió que la Casa Blanca presionase al FMI para que rescindiesen la advertencia. Según ese funcionario, cuando se negaron Timerman mencionó los esfuerzos internacionales para impedir que Irán construyese un arma nuclear y sugirió que su gobierno estaba evaluando respaldar a los iraníes. (Timerman niega la acusación). ‘Cuando Héctor dijo eso, podrías haber escuchado una aguja caer en la habitación’, me contó Dan Restrepo, asistente especial y consejero de seguridad en aquel entonces”. (Infobae)

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