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Producir en Vaca Muerta hasta ahora le interesa sólo a YPF

YPF en Neuquen - Foto: web
03/08 – 09:30 – Funcionarios del gobierno nacional y políticos opositores, técnicos petroleros, empresarios de cualquier rubro, el Departamento de Estado norteamericano y hasta algún líder internacional.

Por: Pablo Fernández Blanco
Todos coinciden en que la formación de recursos no convencionales de petróleo y gas denominada Vaca Muerta es una de las cartas más importantes del crecimiento económico de la Argentina para los próximos años. Pero hasta ahora ese hiperpublicitado activo petrolero que yace a más de 2000 metros de profundidad, principalmente dentro de los límites de la provincia de Neuquén, sólo captó la atención de una sola y muy particular empresa: la petrolera YPF, controlada por el Estado y cuya orientación inversora está a cargo de la presidenta Cristina Kirchner.

Números oficiales de la gobernación neuquina muestran que de cada 10 barriles de petróleo que se extraen de Vaca Muerta, algo más de 8,5 los produce la empresa que preside Miguel Galuccio. Algo muy similar ocurre con el gas, rubro en el que también el crecimiento de la producción está dado por la inversión de la petrolera pública.

La mayor zona productora de hidrocarburos en Vaca Muerta es el área denominada Loma Campana, en la que YPF es la compañía operadora asociada con la norteamericana Chevron.

La operación de Loma Campana es uno de los mayores proyectos de inversión en el país en los últimos años. Aunque despertó polémica, les permitió a las arcas del Banco Central recibir sólo el primer año del proyecto unos 1240 millones de dólares que puso la socia de YPF. De Loma Campana se extrae el 86,5% del petróleo de Vaca Muerta. El resto de las áreas, en cambio, tienen una participación inferior al 2% cada una, según el informe anual de producción no convencional de petróleo y gas de la provincia de Neuquén. Se distribuye entre empresas como Shell, Gas & Petróleo del Neuquén (provincial), Total, Pan American Energy (PAE), Exxon y Medanito.

El interés de YPF y la poca atención que prestan las compañías privadas a la producción en Vaca Muerta se repiten en el caso del gas. Loma Campana produce un 67% del gas de esa formación, seguida por el área denominada El Orejano, con el 12,1%, donde YPF tiene una sociedad con la petroquímica Dow. En total, la petrolera nacional explica casi un 80% del gas de Vaca Muerta.

En tanto, la francesa Total, operadora del área Aguada Pichana, aporta un 6,7% del gas de esa formación y es la única empresa privada con una participación destacada.

En otros términos: hoy la producción de hidrocarburos en esa formación le interesa más al Estado que a las compañías privadas. En cambio, las empresas sí parecen estar interesadas en poner un pie en el recurso y estudiarlo con un detenimiento mayor que el que avalaría la ansiedad de Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Axel Kicillof, por aumentar la producción.

El presidente de una de las mayores petroleras del país, que pidió reserva de su nombre, dijo días atrás a LA NACION que las empresas privadas están más interesadas en explorar Vaca Muerta (el paso anterior a la producción, que puede durar años) que en comenzar a extraer hidrocarburos de manera masiva. Incluso extendió esa mirada hasta la propia YPF: sostuvo que, pese a los buenos niveles de producción, la petrolera estatal todavía mira esa formación como un activo de exploración.

Parece una buena interpretación para explicar los trabajos de empresas como Pan American Energy, Shell o Petrobras, que ya enterraron varios millones de dólares, pero aún no pisan fuerte en el ranking de producción de recursos no convencionales, como se denomina a los de Vaca Muerta.

A mediados de julio, la provincia que conduce Jorge Sapag anunció que YPF, PAE y la alemana Wintershall le habían prometido una inversión de US$ 1384 millones en tres años para buscar y producir hidrocarburos en la zona. Se trata de uno de los anuncios más importantes para la región. Pero, puestos en términos comparativos, su relevancia queda un poco relegada. Si la suma se toma en términos anuales, implica apenas el 7% de lo que pone la petrolera estatizada en el sector en un buen año de inversión.

Para las empresas que como premio buscan sólo un buen negocio y no les interesa el rédito político, la economía de Vaca Muerta les plantea hoy un problema de costos y precios.

Al cierre de la semana pasada, el petróleo denominado WTI, de referencia en Estados Unidos, cotizó a US$ 46,77 el barril. Pero YPF hizo sus planes con Chevron con un petróleo a US$ 101 a largo plazo, casi 116% más que el valor actual. Si bien en la Argentina el barril de crudo Medanito (el de mejor calidad) cuesta US$ 77 por una acuerdo entre el Gobierno y las empresas (es decir, más que el precio internacional), es un premio que las petroleras no saben cuánto durará.

El aporte de Vaca Muerta a la producción nacional de hidrocarburos, sin embargo, no es desdeñable. “La producción de petróleo en reservorios shale corresponde al 19,4% de la producción total en Neuquén y su desarrollo ha implicado un crecimiento de 1% en la producción anual total de la provincia en el último año, sobre una declinación anual efectiva de la producción convencional del 7%”, resumió un informe técnico de Neuquén.

El tight gas es otra variedad de recurso denominado no convencional. Aunque es menos publicitada que los denominados shale, sí parece haber despertado mayor interés entre los inversores privados. Explica un 20% de la oferta de gas de Neuquén, el pulmón energético del país, y si bien YPF lidera el ranking de productoras, con casi 40% de la oferta, la siguen Petrobras, con casi 26%, y Total, con 12,3 por ciento. (La Nación)

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