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Convulsión en Brasil: dan el primer paso para el juicio político a Dilma

Convulsión en Brasil: dan el primer paso para el juicio político a Dilma
18/03 – 08:00 – La Cámara de Diputados creó la comisión que decidirá sobre el impeachment; Lula asumió como jefe de gabinete, pero un juez suspendió su nombramiento.

Por: Alberto Armendáriz
La crisis política en Brasil se transformó ayer en una suerte de dramática telenovela que se acerca a un vertiginoso final.

Por la mañana, en medio de nuevas protestas y choques entre grupos a favor y en contra del gobierno de Dilma Rousseff, el ex mandatario Luiz Inacio Lula da Silva asumió como nuevo jefe de gabinete, pero pocas horas después un juez de Brasilia suspendió el polémico nombramiento y, para cerrar el día, la Cámara de Diputados dio los primeros pasos para el inicio del proceso de impeachment a la jaqueada presidenta brasileña.

Dilma podría ser blanco de un juicio político por la alteración de los números del déficit fiscal en 2014, antes de los comicios en los que fue reelegida.

Lula, en tanto, es investigado por lavado de dinero en el Lava Jato, la trama de corrupción por la cual empresas constructoras pagaban sobornos a dirigentes oficialistas a través de Petrobras.

Los vaivenes del día no hicieron más que incrementar el clima de tensión y polarización entre militantes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), que hoy convocaron a marchas en defensa de su proyecto político, que lleva 13 años en el poder, y manifestantes opositores que por la noche hacían vigilias en distintas ciudades del país como forma de presión.

“El gobierno está al borde del abismo y ya no sabe para dónde correr. ¿Quién puede seriamente prever que Dilma llegará al fin de su mandato, en dos años y nueve meses?”, apuntó a LA NACION la carioca Vanessa Rezende, 42, vendedora de ropa en el barrio de Copacabana.

Por la mañana, bajo un sol abrasador en Brasilia, el Palacio del Planalto amaneció rodeado de policías que tuvieron que contener a manifestantes a favor y en contra de Dilma y Lula. Unos, vestidos de rojo y con banderas petistas, coreaban: “¡No habrá golpe!”, mientras que los otros cargaban carteles con leyendas como “El gigante despertó” y “Estamos con el juez Sergio Moro”, en alusión al magistrado federal que desde Curitiba lleva adelante las investigaciones por el esquema de corrupción que imperó en Petrobras, por el que se desviaron unos 2000 millones de dólares en coimas a ex directores de la petrolera estatal y políticos oficialistas. Hubo enfrentamientos, la policía tuvo que intervenir con gases y realizó algunas detenciones.

Dentro de la sede del gobierno, en un ambiente de acto político, Dilma encabezó el acto para la designación de Lula, pero fue interrumpida por un infiltrado que la increpó al grito de “¡vergüenza!”. El solitario manifestante se refería a las revelaciones del día anterior de escuchas telefónicas ordenadas por el juez Moro a conversaciones de Lula con Dilma, en las que la mandataria le señalaba que le enviaría el documento de su designación como jefe de gabinete para que lo usara “en caso de necesidad”. La población lo entendió como una suerte de “blindaje legal” ante la posibilidad de que Moro ordenara su detención antes de que asumiera como ministro, con fueros especiales que sólo el Supremo Tribunal Federal (STF) podría quitarle.

Indignada por la revelación de las escuchas de Moro, que la noche anterior llevaron a decenas de miles de personas a las calles en repudio de la presidenta, Dilma advirtió: “Convulsionar a la sociedad brasileña con métodos oscuros y criticables viola los principios y garantías constitucionales, los derechos de los ciudadanos y abre precedentes gravísimos. Los golpes comienzan así”.

Aseguró que había enviado el documento sólo para que Lula lo firmara antes y ella lo usara en caso de que él no pudiera asistir a la toma de posesión, porque su esposa se encuentra en el hospital enferma de gripe.

Los fiscales de Curitiba sospechan que Lula y su familia obtuvieron grandes beneficios económicos de empresas implicadas en el petrolão a cambio de favores en su gobierno y en el de su ahijada política.

La alegría de los militantes petistas por la designación de Lula duró poco. Al mediodía, en una decisión muy criticada, el juez brasiliense Itagiba Catta Preta Neto ordenó suspender el nombramiento hasta que se resuelva la situación legal de Lula y acusó a la presidenta de intentar obstruir la justicia. Luego se descubrió que el magistrado es un férreo crítico al gobierno, pero su movida fue copiada por varias otras personas que solicitaron medidas cautelares similares.

“Esos recursos son absurdos porque Lula no está procesado, apenas investigado, y de cualquier forma, como ministro, quedaría bajo jurisdicción del STF, así que no hay ninguna obstrucción de la justicia”, aclaró a LA NACION el constitucionalista Rodrigo Mascarenhas, de la Pontificia Universidad Católica en Río de Janeiro.

El gobierno apelará las medidas cautelares, pero mientras tanto Lula no podrá despachar como ministro.

Para la presidenta, en tanto, su situación se agravó cuando la Cámara de Diputados aprobó por la tarde la creación de una nueva comisión de juicio político para iniciar el proceso de impeachment por haber adulterado las cuentas públicas con el objetivo de esconder el déficit. Ya el año pasado la Cámara había intentado esta embestida, pero el proceso fue suspendido por el STF, que alegó errores de procedimiento.

De inmediato, los diputados eligieron a los 66 miembros de la comisión (uno de ellos, relator del caso), y ahora tendrán que notificar a la mandataria de la apertura del nuevo proceso para que se defienda en el Congreso.

“Es importante que sepamos la gravedad del momento. El proceso será rápido”, advirtió el presidente de Diputados, Eduardo Cunha, archienemigo de Dilma pese a que pertenece al principal aliado del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fuerza cada vez más distanciada del gobierno. El propio Cunha está acusado de haberse beneficiado del petrolão, y sus críticos apuntan que impulsa el impeachment de la mandataria como “cortina de humo” para desviar la atención de sus problemas legales.

A la espera de un desenlace que permita a Brasil salir del pantano, los mercados reaccionaron positivamente: la bolsa de San Pablo registró su mayor alta diaria desde 2009, un 6,6%.

“Los triste y vergonzosos episodios de las últimas semanas no me harán dejar de creer en el Poder Judicial. Justicia, simplemente justicia, es lo que espero para mí y para todos” (La Nación)

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