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Asumió Macron con la promesa de superar las divisiones

Asumió Macron con la promesa de superar las divisiones
15/05 – 10:00 – En una ceremonia solemne y llena de tradiciones, reivindicó el lugar de la UE en el mundo y llamó a restaurar la confianza

Por: Luisa Corradini
Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron, de 39 años, asumió ayer como octavo presidente de la Quinta República francesa en un país dividido entre la esperanza que suscita la llegada del jefe de Estado más joven de la historia después de Napoleón y el recelo que provoca ese dirigente que pretende encarnar una ideología social-liberal.

Una semana después de haber derrotado en las elecciones presidenciales a Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), de extrema derecha, con el 66,1% de los votos contra 33,9%, Macron reemplazó en el poder de la quinta potencia económica del planeta a François Hollande, que termina su mandato de cinco años con un mediocre balance, sobre todo en materia económica y social. Su mayor mérito consistió en haber mantenido la cohesión del país a pesar de la ola de atentados terroristas islamistas que sufrió desde enero de 2015, que provocaron, en total, 255 muertos.

“Jamás renunciaré a los compromisos asumidos”, afirmó el nuevo presidente en su primera declaración, reafirmando su “voluntad constante de conciliar y reunir a los franceses”.

La ceremonia de traspaso del poder, como es habitual, comenzó en el patio de honor del Palacio del Elíseo a las 10 de la mañana en punto, cuando Macron llegó a bordo de un Renault Espace blindado. De inmediato, su predecesor lo guió hasta el despacho presidencial -el Salón Dorado, del primer piso-, donde ambos hombres se reunieron durante casi una hora a puertas cerradas.

Macron conoce perfectamente ese fastuoso edificio, símbolo del poder, que fue ofrecido en 1720 como regalo del rey Luis XV a su favorita, la marquesa de Pompadour. El nuevo presidente ingresó por primera vez en ese palacio de 11.179 m2, en el que trabajan 800 personas, cuando fue designado secretario general adjunto de la presidencia por Hollande, en 2012, cargo que ejerció durante 26 meses. Tras un breve paréntesis de tres meses, fue nombrado ministro de Economía, puesto que abandonó dos años más tarde para lanzar la candidatura que lo llevó a la cúspide del poder.

La ceremonia de investidura comenzó después de la partida de Hollande, aplaudido por sus colaboradores y una gran cantidad de público que lo esperaba en el exterior.

Tras proclamar los resultados oficiales de la segunda vuelta de la elección presidencial en la suntuosa sala de fiestas del Elíseo, acto al que asistían alrededor de 300 representantes de todos los sectores de la sociedad, amigos y familiares del joven mandatario, Laurent Fabius, presidente del Consejo Constitucional, agregó: “Por decisión soberana de nuestro pueblo, usted es también y sobre todo el hombre de nuestro país encargado de representarlo en todas partes, en Europa y en el mundo”.

Y continuó: “Presidente de la república francesa, jefe de Estado, jefe de las fuerzas armadas, presidente de una república laica, democrática y social. Encargado de representarla, hacerla progresar, encarnar sus valores y su lengua y reunirla”.

Macron recibió enseguida las insignias de la gran cruz de la Legión de Honor y pronunció su primer mensaje: “Pondré todas mis energías en respetar mis compromisos. El trabajo será liberado; las empresas, apoyadas; la creación y la innovación serán elementos centrales de mi acción”, dijo. Los franceses escogieron “la esperanza y la conquista”, subrayó, antes de rendir homenaje a cada uno de sus predecesores y hacer hincapié sobre el sitio que ocupa Francia en el mundo.

“Necesitamos una Europa más eficaz, más democrática, más política. Pues ella es el instrumento de nuestro poderío y nuestra soberanía. Me aplicaré a lograrlo”, insistió en dirección a todos aquellos que acusan a la Unión Europea de ser la causa de todos los males del país.

Cerca del nuevo jefe de Estado, una presencia discreta atraía todas las miradas: su esposa, Brigitte Macron, visiblemente emocionada, vestida por Vuitton, con un tailleur celeste cielo, zapatos y carteras color natural y el cabello recogido.

Macron se dirigió enseguida a los jardines del “château” -como se denomina al palacio presidencial en los medios político-mediáticos- para pasar revista de las tropas, mientras resonaban 21 cañonazos disparados desde la explanada de Los Inválidos, no lejos de allí.

Jornada de ceremonias cargadas de simbolismo, el joven presidente, jefe de las fuerzas armadas, quiso hacer el tradicional desplazamiento por los Campos Elíseos para encender la llama del soldado desconocido a los pies del Arco de Triunfo a bordo de un vehículo de reconocimiento y apoyo del ejército francés (VLRA), a fin de manifestar su reconocimiento a los cuerpos militares. Como sucedió con François Hollande hace cinco años, el desplazamiento estuvo marcado por una lluvia torrencial, que disuadió a muchos parisinos de asistir.

Los actos protocolares de esta jornada de investidura continuarán hasta esta tarde, con una visita a la alcaldía de París. Pero su actividad oficial recién comenzará mañana, con un viaje a Berlín para reunirse con la canciller Angela Merkel. Todos los presidentes reservan su primer desplazamiento al exterior a Alemania para marcar la importancia que atribuye Francia a las relaciones con la primera potencia europea.

Entre hoy y mañana también anunciará el nombre de su primer ministro, que depende en gran medida de las discretas conversaciones que mantiene con Alain Juppé, líder de la corriente más progresista del gaullismo. Macron está dispuesto a designar un primer ministro de esa línea a condición de que varias personalidades del partido de la derecha conservadora Los Republicanos (LR) se presenten a las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio integrando una coalición macronista.

El objetivo del nuevo presidente consiste en formar una amplia alianza con gaullistas reformistas y centristas de François Bayrou a fin de asegurarse la mayoría que necesita en el Parlamento para aplicar su programa de gobierno. Las negociaciones deben concluir antes del miércoles próximo para dar tiempo a presentar la lista completa de 577 diputados. El plazo límite es el viernes 19 a medianoche.

En la primera semana, Macron y su primer ministro deben integrar su gabinete y lanzar las primeras medidas para demostrar que el gobierno está decidido a no perder ni un minuto. Eso significa que, conforme a su costumbre, el nuevo presidente no se tomará un solo instante de respiro ni espera contar con el tradicional estado de gracia que da el país a los nuevos mandatarios. (La Nación)

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