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Sin licencia social no hay centrales nucleares. Santa Cruz y las represas, son la excepción


10:15 – (Por Rubén Lasagno) – La controvertida ubicación de la nueva central nuclear, de las dos que tienen previsto construir en argentina los chinos, proyectos para los cuales Macri se refriega las manos por una inversión de 14 mil millones de dólares, de cuyo monto, el 85% aportarán los orientales, tuvo un revés social tan duro en la Patagonia, que finalmente, luego del intento de asentarla en Chubut, donde el pueblo se manifestó en contra de manera rotunda, habían decidido buscarle un área en las costas rionegrinas, pero el factor humano fue tan importante y la presión social tan fuente, que el propio gobernador Alberto Weretilneck, férreo impulsor del proyecto junto al gobierno nacional, decidió volver sobre sus pasos y decirle a Macri que las condiciones en su provincia “no estaban dadas para tal emprendimiento”. Finalmente la central nuclear no se hará tampoco en Río Negro y se ubicará en cercanías de el ya existente complejo atómico Atucha, a orillas del Paraná en la localidad de Zárate.

Increíblemente, después de fracasado el intento oficial por disponer de semejante construcción en algún lugar de la Patagonia, recordemos que se barajaron entre 7 y diez lugares del Río Colorado para abajo, terminaron llevándolo al complejo atómico ya vigente, como si al Ministro de Energía se le hubiera revelado la verdad de un día para otro: “Esa locación – indica Telam justificando su construcción en Zárate – no sólo es la original que tenía el proyecto de la cuarta y quinta central, para las cuales ya estaban los terrenos adquiridos, sino que ahí ya está consolidada la licencia social con más de 40 años de actividad del complejo atómico“, remarca una fuente que no detalla y a partir de allí el gobierno nacional descubrió que esta ubicación es “la opción más económica para el país, ya que cuenta con la infraestructura de caminos, de viviendas para los trabajadores involucrados en la construcción, todos los servicios de salud y educación para la vida de esa comunidad y el tendido eléctrico cuya construcción sería también millonaria“. Y si era así ¿Por qué fueron a buscar su localización a más de 2.000 kms de distancia?. Una inexplicable pavada más de este gobierno que va y viene sin sentidos sobre sus decisiones.

Difícil de creer que si Zárate era la ubicación ideal desde el principio, por todos los beneficios que dicen hay allí, se anduviera generando disgusto en la Patagonia, tratando de instalar ese mamotreto que en el mundo ya no saben cómo hacer desaparecer para suplirlo por otras energías más avanzadas y en Argentina estamos tratando de reconstruir su peligrosa y negra historia de contaminación y muerte.

La verdad

Lo único cierto de todo esto es que el gobierno nacional no pudo obtener las “licencias sociales” en las dos provincias donde pretendía desarrollar el proyecto: Chubut y Río Negro, dos estados en los cuales hay leyes de protección al respecto, pero teniendo en cuenta la “disposición siembre abierta” de los gobernadores políticamente flácidos y de fácil convencimiento con la billetera oficial, detrás de todos ellos se batió un duelo verbal, mediático, judicial y social muy importante, generado en las entrañas mismas de la sociedad, las ONGs ambientalistas, los grupos de abogados de sectores vinculados a fundaciones por la vida y la naturaleza y fundamentalmente del propio pueblo de Chubut y de Río Negro, que no dudaron en salir a las calles y advertirle a la clase política que si tomaban esa decisión en contra de su voluntad, pagarían muy caro el precio por no escuchar su voz y no les sería fácil concretar ningún proyecto a corto y mediano plazo, sobre la tranquilidad, la salud de la población y a costa del medioambiente, las riquezas naturales, el paisaje y la única actividad que deja alguna renta más o menos ponderable como el turismo.

Note el lector que omití expresamente incluir a la “oposición” en el rechazo, porque está visto que la clase política se opone, solo cuando está en la vereda de enfrente; cuando son oficialismo, buscan hacer lo mismo que criticaron. Por este motivo, excluyo al sector político de “oposición” en el rechazo de las centrales, tanto en Chubut como en Río Negro. Adviértase el claro ejemplo en Santa Cruz con las represas: durante el kirchnerismo, Costa cuestionaba el proyecto por ser medioambientalmente inviable y un nicho de corrupción. Hoy, es uno de sus arietes de campaña.

Mario Das Neves, luego de idas y vueltas y cuando su gobierno estaba encaminado a deslumbrarse con la posibilidad “de crecer energéticamente” y su gabinete había sido enviado a “concientizar” y buscar la tan ansiada “licencia social”, tuvo que dar marcha atrás irremediablemente, por las graves consecuencias políticas que le acarrearía la iniciativa, la seria amenaza de hacer inviable el proyecto y de que lo borren de las urnas en las próximas elecciones.

En Río Negro, la situación fue similar. Las últimas mediciones de Weretilneck, realizada a través de una consultora de opinión, sobre el grado de aceptación pública de la instalación de una central nuclear en algún punto de la costa entre El Cóndor y Caleta de los Loros, fue definitivamente aleccionadora: el 92% de los consultados estuvieron en desacuerdo y de ellos un 8% no lo negaron pero tuvieron serios y gran cantidad de reparos. En definitiva: la licencia social no estaba dada como cheque en blanco para que hicieran lo que quisieran con el medioambiente costero/provincial.

El gobierno de Macri, entonces, busca ahora otro lugar para el complejo “sin generar otro golpe a la reputación de la actividad nuclear o ir a una opción más segura con la licencia social consolidada“, expresaron elegantemente para no admitir el fracaso que representó llevar un complejo atómico al corazón de la Patagonia.

La danza de los millones

En el caso de las represas sobre el río Santa Cruz, a nadie del gobierno provincial y nacional le importa absolutamente nada cómo, de qué manera y en qué forma se alterará el curso natural del ecosistema en una provincia, si se trata de darle lugar a pactos preexistentes, donde la danza de miles de millones de dólares, hacen las delicias, antes de los Kirchner hoy de Macri.

Las palabras de Marcos Peña en la Cámara de Diputados pinta de cuerpo entero el verdadero objetivo de “Cambiemos”: ir por los dólares chinos a como dé lugar. Explica el estado nacional, sobre la reubicación de la central atómica “la marcha atrás de Río Negro no posterga en nada ni pone en cuestionamiento los contratos con China para la construcción de las dos centrales, de las cuales la primera comenzará en pocos meses y la segunda recién entrará en obra en 2020, por lo cual hay tiempo suficientes para elegir su destino“, dijo, admitiendo la “necesidad de avanzar con el proyecto” y buscar una ubicación alternativa que podría ser Zárate.

Luego del rechazo formal del gobernador Weretilneck al proyecto, a pesar de ser uno de sus entusiastas impulsores, Aranguren dijo “el gobierno de la provincia de Buenos Aires manifestó su total acuerdo y entusiasmo con la iniciativa” y le mandó un mensaje por elevación, tanto al chubutense como al rionegrino al señalar que “es necesario fomentar y no clausurar a partir de un análisis electoral el debate sobre el tema para que sea la propia ciudadanía la que juzgue esto“. Arangueren parece que no leyó el contexto: la decisión de los gobernadores, no fue por propia elección, sino por presión de la propia ciudadanía.

El (mal) ejemplo santacruceño

Aquí en Santa Cruz ocurre algo similar con las represas sobre el río Santa Cruz. El impresentable Ministro de Medio ambiente de Cambiemos, el Rabino Beregman, en la mesa de Mirtha Legrand “confesó” lisa y llanamente que el gobierno nacional “está obligado” por el compromiso asumido con los chinos, a construir las represas sobre el río Santa Cruz “a como de lugar”.

Esto lo venimos advirtiendo desde hace varios meses, más precisamente cuando “Cambiemos” cambió, pero de idea y pasaron de ver “el cuco” de la corrupción y la destrucción medioambiental en manos del kirchnerismo y las mismas empresas operadoras del proyecto que vienen de arrastre de la mano de Julio de Vido, a ser la esperanza energética de Santa Cruz y la Patagonia, al punto que Eduardo Costa ahora hace campaña ofreciendo 6.500 puestos de trabajo y encontrando mínimo el impacto ambiental que traerá aparejado una obra que cambiará radicalmente el paradigma ambiental de la provincia, sobre el único río más importante que conecta desde los glaciares al mar, con el agravante de afectar el delgado equilibrio hídrico de la provincia.

Al igual que con las centrales atómicas, al gobierno nacional solo le interesa la billetera china. En Chubut y Río Negro, el pueblo (Vox Dei) se hizo escuchar; en Santa Cruz, excepto por algunas ONGs y agrupaciones ambientalistas, es muy poco lo que dice la gente. Unos 200 vecinos de El calafate, levantaron su voz en los últimos días pero no alcanza. La justicia y la calle son necesarias para instalar el rechazo a estos emprendimientos eminentemente económicos y financieros, de los cuales nadie está seguro que ayuden a mejorar el futuro.

La única voz que puede hacer tronar el escarmiento es la del pueblo y éste se hace oír cuando les dice clarito a sus ocasionales administradores o candidatos políticos, que les hará pagar en las urnas todas aquellas decisiones que tomen en contra de su voluntad soberana. (Agencia OPI Santa Cruz)

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2 COMENTARIOS

  1. Es preocupante este tipo de obra y en cercanias de otra en funcionamiento, esto no es la solucion al problema de energia si no que es un riesgo muy alto de contaminacion radioactiva y ni hablar del peligro que es tener varias centrales juntas, hubiera sido preferible centrales eolicas o hidraulicas o de cualquier otro tipo, hay especialistas que las desaconsejan en los paises del primer mundo, despus de los accidentes de Chernobil, y el de Japon en ambos casos con perdidas de radiacion que crearon espacios complicados para la vida humana.

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