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De Vido, cada vez más aislado, enfrentó un fuerte revés por la tragedia de Once


10:00 El tribunal rechazó todos los pedidos que presentó el ex ministro: se negó a declarar la nulidad del juicio y desestimó el intento de plantear una teoría conspirativa sobre el choque

Por: Hernán Cappiello
Julio De Vido se acarició la barba blanca. Se tomó un segundo y les comunicó a los jueces que lo juzgan por la tragedia de Once que no iba a declarar, al menos por ahora, por consejo de sus abogados. Fue el momento culminante de la audiencia de ayer, en el juicio que se le sigue, dado que como ministro de Planificación era quien debía controlar el sistema ferroviario.

Lo demás fueron todos reveses para el ex funcionario kirchnerista y actual diputado nacional, pues el tribunal rechazó su pedido para ser absuelto, al descartar su intento de declarar nulo el juicio. Además, la fiscalía y los familiares de las víctimas se opusieron a que introduzca una singular teoría conspirativa, que señala que la tragedia de Once, que dejó un saldo de 51 muertos, constituyó un atentado vinculado al negocio ferroviario. Maximiliano Rusconi, abogado de De Vido, pidió que se investigue la teoría. No tuvo éxito. A través de su defensa, De Vido pidió ser absuelto y que se declare nulo el juicio. Argumentó que no podían juzgarlo como partícipe de un hecho culposo como fue la tragedia de Once.

Todo ocurrió el mismo día en que Cristina Kirchner dijo que no pondría las manos en el fuego por su ex ministro.

Los jueces Pablo Bertuzzi, Néstor Costabel y María Gabriela López Iñiguez dijeron que su planteo ya había sido resuelto una docena de veces antes en el juicio y que, en última instancia, lo que se juzga son hechos, no calificaciones jurídicas, que se decidirán al final del proceso. También rechazaron los planteos de otro de los acusados, el ex jefe de la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos Jorge Gustavo Simeonoff.

Los jueces le dieron un sutil reto al abogado Rusconi, conocido en los tribunales como el “señor nulidades”, pues con frecuencia basa sus defensas en esos planteos. Le recordaron que la nulidad es un planteo excepcional y que la norma es la continuidad. “Debe ser asumida con responsabilidad, no indiscriminadamente”, dijeron los jueces, sin nombrar al abogado defensor.

Tras los reveses que recibieron las defensas, los jueces invitaron a De Vido a prestar declaración indagatoria.

El diputado, de traje gris y corbata azul, se irguió desde su escritorio en la primera fila y caminó hacia el estrado. Con su alta estatura, la silla y el escritorio individual reservado al descargo de los acusados, apenas medio metro por debajo de la mirada de los jueces, le resultaban estrechos.

Respuestas al interrogatorio

Ante los jueces, el ex ministro kirchnerista anticipó que no iba a declarar en este momento, por consejo de sus abogados.

De todos modos, no tuvo más remedio que contestar el interrogatorio al que es sometido cualquier sospechoso: nombre, fecha de nacimiento, nombre de sus padres, profesión, alias y causas penales. “Tengo varias”, les dijo a los jueces y, ante otra pregunta, les comentó que era diabético y que se había sometido a los exámenes de salud y psicológicos que había ordenado el tribunal. El juez Bertuzzi decidió leer entonces la declaración que había prestado cuando se instruyó el caso ante el juez Claudio Bonadio, pero su defensor se opuso porque dijo que De Vido no es que se negaba a declarar, sino que no lo hacía en este momento. El tribunal debatió y, finalmente, con los votos de Costabel y López Iñiguez, decidieron no leer nada. El fiscal Juan García Elorrio y los querellantes protestaron porque entendieron que era importante que el acusado presentara una versión inicial. Pero todo quedó ahí.

Luego fue el turno de Simeonoff, quien también se negó a declarar.

Durante la audiencia la fiscalía, y los abogados de la Oficina Anticorrupción y de las víctimas se opusieron a que fuera introducido como prueba un video del periodista Jorge Asís, quien en el programa Animales sueltos, por América TV dio una extravagante teoría sobre la tragedia. Dijo que el maquinista original de la formación que chocó, de apellido Andrade, murió en un “confuso episodio, que en realidad fue un robo, en una parada de colectivo”. Dijo que, además, le revisaron su casa y que Andrade pudo haber recibido la sugerencia de no frenar en el andén para provocar un susto. Con esa idea, el abogado Rusconi dijo que la tragedia de Once, marcada por la falta de mantenimiento de los trenes y la corrupción por parte de funcionarios y empresarios, como ya dijo la Justicia, fue un complot.

Rusconi quiso introducir el video como prueba, pero los acusadores se negaron, al sostener que era una opinión periodística sin fundamento.

El presidente del tribunal, Bertuzzi, le impidió a Rusconi argumentar sobre su posición, por lo que éste se quejó en un comunicado de prensa de que se lo privaba de investigar una posibilidad alternativa para la tragedia de Once. Cuestionó que los fiscales y abogados de las víctimas se opusieran, cuando “por su rol procesal tienen la obligación de buscar la verdad histórica de los hechos”.

Una pulseada aparte fue la que tuvieron el presidente del tribunal, Bertuzzi y la abogada Patricia Anzoátegui, que representa a una de las víctimas. Como su querella está unificada con la de la familia Menghini, no tiene voz propia. Ayer trató de plantear una cuestión y Bertuzzi le recordó que debía hacerlo mediante un abogado. Como Anzoátegui insistía, Bertuzzi se puso firme y le recordó: “La única certeza es que en este momento yo soy el presidente de este tribunal y el debate lo dirijo yo”. (La Nación)

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