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Ultimátum: rendición total de Carles Puigdemont o durísima intervención a Cataluña


10:00 El presidente español, Mariano Rajoy, rechaza terminantemente la independencia catalana y tampoco quiere elecciones autonómicas. Es inmediata vuelta a la legalidad constitucional o intervención.

Anoche se produjo un cambio radical en la posición del gobierno ante el desafío del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que por mandato de la mesa del parlamento regional, debe concurrir el jueves a una sesión extraordinaria donde realizará una Declaración de Independencia, de acuerdo a los resultados del referéndum del primero de octubre pasado.

Como alternativa “in extremis” para frenar la aplicación del artículo 155 de la Constitución, dinamita jurídica pura, que será autorizada por el senado el viernes, se ha producido un llamamiento para que Puigdemont convoque a elecciones autonómicas anticipadas.

Pero después del vuelco de anoche para todos está claro que Mariano Rajoy rechaza terminantemente la independencia y tampoco quiere elecciones autonómicas que sean otra trampa de las que acostumbra Puigdemont. “Otra vez quiere tomarnos el pelo”, repiten a coro los dirigentes y funcionarios del PP.

Ultimátum claro a Puigdemont ya que el viernes, el Senado, por mayoría absoluta (que Rajoy ya tiene asegurada) detone “la bomba atómica” del 155 como lo definió un integrante del Tribunal Constitucional. Todo el gobierno catalán destituido, el parlamento con potestades muy mermadas, incluso poder de veto de Rajoy, los Mossos de Escuadra intervenidos y así sucesivamente. Elecciones, dentro de seis meses, aunque el plazo es prorrogable. No se suspende la autonomía, pero después del “bombazo” no queda mucho.

La vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, anticipó el cambio drástico de Rajoy. Pero quien lo expuso con mayor claridad hoy muy temprano fue el ministro de Justicia, Rafael Catalá por la Radio Nacional. “En este momento el incumplimiento de las obligaciones del Señor Carles Puigdemont, no se soluciona simplemente convocando a elecciones”, previno.

“Tiene que señalar expresamente que no se ha producido una declaración de independencia, cosa que no ha hecho pese a dos requerimientos formales y declarar cuales son la obligaciones de la Generalitat, de cumplir las leyes y de acatar sin ninguna reticencia la Constitución”, indicó. Y agregó: “No lo ha hecho hasta hoy, y por lo tanto yo personalmente no tengo grandes expectativas”.

Hasta ahora el titular de la Generalitat no ha establecido si acudirá el jueves al Senado en Madrid para presentar sus alegatos ante una comisión, como prescribe el trámite ante la Cámara Alta por el 155. Tampoco indicó si elige, en su lugar, aceptar la invitación del presidente del Senado, Pío Escudero, de concurrir a hablar y decir lo que desee, en la sesión definitiva del viernes, donde coincidirá con Mariano Rajoy. Es que el gobierno no quiere cerrar ninguna puerta ni tribuna para que Puigdemont hable.

Todo se concentra en los vertiginosos acontecimientos que se producirán el jueves o el viernes. Lo que será, será. Al parecer, Puigdemont quiere acudir el jueves, pese a lo estrafalario del horario previsto, a la sesión en Barcelona y al Senado en Madrid, el mismo día. La clave sería en un jet privado y automóviles veloces que lo trasladarían a sus dos citas con la historia.

Pero, la disyuntiva es drástica: inmediata vuelta a la legalidad constitucional o el desembarco del 155 a partir del lunes próximo.

Ayer y hoy se han sucedido pronunciamientos de los sectores independentistas partidarios, sin un paso atrás de declarar la Independencia como lo mandó el resultado de la consulta del primero de octubre. El principal partido de Cataluña, Esquerra Republicana, volvió a reiterarlo después del ultimátum del gobierno. Lo mismo hicieron los alternativos, anticapitalistas, de la CUP, siempre intransigentes. “Uno de sus máximos dirigentes le gritó a Puigdemont en una reunión de líderes secesionistas: “¡Estamos haciendo el ridículo!”. Donde parece existir un predominio de quienes insisten en un llamamiento a elecciones sin declaración de independencia es el Partido Demócrata, ex Convergencia, pujolistas.

La convocatoria a elecciones es la opción que se ha convertido, con una catarata de pronunciamientos que aumenta a medida que se acerca el “viernes fatal” en una exigencia de partidos, grupos intelectuales, empresarios de toda laya, académicos, hasta el rector de la Universidad de Barcelona apoyado por otros colegas de su nivel.

Lo que cambia mucho la condición de esa convocatoria es el ultimátum de Rajoy. Primero, Puigdemont, en la práctica, tiene que rendirse sin condiciones, un golpe descomunal contra el separatismo tan enraizado en buena parte de la población. Es una humillación, y si Puigdemont accede habrá terminado su carrera política, su gobierno que depende del apoyo de una mayoría secesionista y su soñado papel en la historia. Varios ministros y altos dirigentes del PP se suceden en la radio y la televisión para apoyar la drástica disyuntiva de Rajoy a Puigdemont.

Las fuerzas separatistas anuncian demostraciones “no violentas” permanentes en los próximos días. Pero muchas organizaciones exigen la independencia el jueves próximo. Otros voceros importantes de la Generalitat han exhortado a sus 300.000 funcionarios a que no colaboren con “los ocupantes españoles”.

Por parte, los que se sienten catalanes y españoles ya han vuelto a las calles y también quieren movilizarse. La Sociedad Civil Catalana, que reunió a centenares de miles de personas en una demostración anti secesionista, convoca para este domingo una gran marcha y acto central para hacer escuchar, otra vez, la voz de la “mayoría silenciada”.

Habrá mucha gente en la calle, muy opuestas, con emociones y rencores a flor de piel, en los próximos días. Desde el lunes llegará el gobierno a rajatabla. (Clarín)

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