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La reforma tributaria desató una guerra entre el vino, la cerveza y las gaseosas


11:00 El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, dijo que el vino no podía ser tratado como el resto de las bebidas, que sí son perjudiciales para la salud, y desató la polémica

Por: Carlos Manzoni
Con el proyecto de reforma tributaria que pretende aumentar los impuestos internos al vino, la cerveza y las gaseosas, el Gobierno “pateó” un hormiguero impensado: ahora, representantes de estos tres productos riñen entre sí. El primero en disparar fue el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, que dijo: “Nos sorprende la caracterización junto con la cerveza y la gaseosa, que son perjudiciales para la salud”.

Por su parte, Esteban Agos Carreño, director ejecutivo de la Asociación de Fabricantes Argentinos de Coca-Cola (Afac) y asociado a la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (Cadibsa), afirmó que hay que partir de la base de que el vino tiene 0% de impuesto hoy, mientras que las gaseosas tienen entre 4% y 8%. “Cada uno se defiende como puede. Si es por eso, nosotros podríamos decir que ellos tienen alcohol y nosotros no. Entonces ahí entrás en otra discusión ¿qué es más sano, el alcohol o el azúcar?”, comentó.

Agos Carreño no dejó pasar la oportunidad para decir que además cada una de sus empresas tiene gran parte de su portafolio que vira hacia bebidas sin calorías. “Aún así, hay todavía gran parte de la población que demanda bebidas azucaradas”, acotó.

En tanto, Alejandro Berlingieri, director ejecutivo de Cerveceros Argentinos (la cámara que agrupa a las principales empresas cerveceras del país), respondió que lo que se dice de que el vino es más saludable que la cerveza “son interpretaciones”. Y agregó: ” No sé la gente del vino en qué libro leyó que la cerveza es perjudicial para la salud. Nada que se tome moderadamente es perjudicial para la salud. La cerveza es un producto natural, con lo cual tomada moderadamente representa menos alcohol que el vino que tiene aproximadamente 14% de alcohol”.

Asimismo, Berlingieri puso el dedo en “otra llaga”: según comentó, el vino y los espumantes tenían cero de impuesto hasta el momento, mientras que la cerveza ya tenía 8,7%. Y ahora ellos van a ir de 8,7% a 17%, mientras que el vino va a ir de 0% a 10% en forma gradual. “Así que ahí sí nos sentimos discriminados, respecto del vino, porque ya veníamos con una competencia desigual. Mientras que a ellos se lo hacen de forma gradual a nosotros nos lo hacen de un solo golpe”, se quejó el directivo.

Gastón Pérez Izquierdo, director ejecutivo de Bodega Catena Zapata, expresó que vino, gaseosa y cerveza son tres cosas distintas. “Primero y principal el vino está considerado alimento; segundo, el consumo de vino se hace en cantidades menores que la cerveza. Además, comienza a una edad más alta que el de la cerveza y culturalmente se consume de otras maneras”, destacó.

Pérez Izquierdo defiende a su industria diciendo que no ha escuchado nunca en su vida una “previa” (el momento en que los jóvenes se juntan antes de salir a bailar) hecha con vino, porque esta bebida no se utiliza como estimulante. “Básicamente, la excusa de meter al vino es meramente recaudatoria y va a generar un daño enorme. Esta reforma tributaria no está dentro del contexto de qué es más o menos saludable, sino que lo que busca es más recaudación”, remató.

Para Alberto Arizu, presidente de Wines of Argentina (la cámara que promueve el vino argentino en el exterior), se ha errado por completo en el eje donde se ha ubicado al vino. “Estoy absolutamente de acuerdo con lo que dijo el gobernador de Mendoza. Hay un error conceptual en haber incluido al vino en la misma canasta que productos claramente perjudiciales, como las bebidas azucaradas, que se sabe que provocan enfermedades. El vino, por el contrario, ha sido considerado por la OMS como beneficioso para la salud y existe una ley en la Argentina que lo promueve como bebida nacional”, sostuvo.

Eso sí, el hormiguero “pateado” por el Gobierno con su proyecto de reforma tributaria, se alinea a la hora de defender sus respectivas industrias. Palabras más, palabras menos, en todos los casos lo que se escucha es que se trata de un gran error, que será conversado con el Poder Ejecutivo y Legislativo y que, de aprobarse este borrador, están en peligro varios puestos de trabajo.

“Nos tomó por sorpresa que el impuesto se aplique a bebidas azucaradas. Apoyamos, cualquier reforma tributaria que haga el Gobierno siempre que sea en forma sana, sustentable, justa y equitativa. Lo que entendemos es que si el desafío que plantea el Gobierno tiene que ver con la salud pública, es injusto que esté penalizando solo a nuestra categoría”, explicó Agos Carreño. “Basta pararse en un kiosco para ver que hay otros productos con azúcar”, añadió.

El directivo entiende que hay dos abordajes de esta cuestión: 1) si es por salud pública, va a ser ineficaz, porque ya se probó en otros países y 2) si hay un incremento impositivo va a haber un incremento de precios con la consiguiente baja en el consumo. “El 85% de las bebidas sin alcohol se vende en pequeños comercios de barrio, para los que representan la mitad de sus ingresos”, precisó.

Berlingieri dijo que, si este proyecto sigue así, la cerveza no puede absorber este aumento, porque ya tiene hoy el 52% de impuestos. “Si aplicamos el aumento que está en el proyecto esa carga se iría a 58%. Es la carga tributaria a la cerveza más alta de América latina. Como no lo va a poder absorber lo va a trasladar a precios, lo que daría un aumento de 6%. Ese aumento implicaría una caída de 9% de las ventas y eso llevaría reducción de mano de obra (serían 9000 puestos de trabajo menos)”, advirtió.

Pérez Izquierdo, por su parte, dice que, si lo que se pretende es recaudar más, hay un contrasentido en esta reforma, ya que a largo plazo se va a terminar recaudando menos, porque se va a destruir la producción. “No nos olvidemos que todas las regiones productoras están formadas por casi 20.000 pequeños productores. El único objetivo de este impuesto, si es por la salud, es bajar el consumo del vino y eso significa bajar la cantidad de viñedos en el país”, concluyó.

En este sentido, Eduardo Sancho, presidente de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita), señaló que es muy grave la situación que se plantea con estas reformas. “Estas medidas significan un golpe tremendo a la vitivinicultura. Estamos muy preocupados porque esto afecta directamente a más de los 5000 productores que forman parte de Fecovita y ataca directamente a la producción primaria. No hay forma de trasladar esto al consumidor, como es la idea del proyecto, sino que afecta a una rentabilidad que el productor no tiene. Plantear un impuesto interno que directamente va al precio final destruye el productor”, indicó.

Hay que recordar que la versión que se esgrime desde el Gobierno para subir estos impuestos internos es que por otro lado se alivia a las empresas con la baja de otros gravámenes: disminución de Ganancias para aquellas compañías que reinviertan sus utilidades, toma de impuesto al cheque a cuenta de Ganancias y reducción de cargas patronales (para aquellos sueldos menores a $ 12.000).

El debate está abierto, pero, por lo pronto, más allá de lo que puedan reclamar los distintos representantes de las diferentes bebidas para que no se les imponga el impuesto interno, el Gobierno ya logró, sin quererlo, enfrentar al vino, la cerveza y las gaseosas. (La Nación)

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