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Se dispara la inflación en Venezuela y el billete de dólar cotiza ya a 84.700 bolívares


09:30 El índice de costo de vida subió a 825,7% anual, según datos de la oposición. Otros economistas triplican esa cifra. El régimen de Maduro dice que enfrenta un terrorismo de precios.

La inflación en Venezuela acumula 825,7 por ciento en términos anualizadas. Sólo en octubre, el indicador de costo de vida trepó a 45,5 por ciento. En un entorno de hiperinflación acelerado por la emisión de dinero espurio, el dólar se dispara constantemente en el mercado negro, donde hoy cotizaba a 84.700 bolívares, casi diez veces más de la paridad que presentaba la moneda venezolana antes de la cuestionada Asamblea Constituyente que armó el régimen de Nicolás Maduro para intentar perpetuarse en el poder.

Según un informe del prestigioso Cendas, una ONG que mide la situación económica y social del país bolivariano, la trepada de los precios llevó a la canasta básica a una cifra inalcanzable para la mayoría de los venezolanos de 5,594.119 bolívares, unos 66 dólares. Pero el salario mínimo de 136,554 bolívares equivale a sólo 1,6 dólares.

El gobierno de Maduro eligió el camino de reiterar su denuncia sobre que enfrenta “un ataque terrorista de precios” y tomó medidas extremas como la intervención de la poderosa cadena mayorista Makro. “Estamos enfrentando un ataque terrorista de precios dentro de una batalla en condiciones asimétricas y hay que atacar la raíces de las prácticas especulativas”, farfulló a modo de explicación el superintendente para a la Defensa de los Derechos Socio Económicos, William Contreras.

El paso siguiente fue la intervención de la cadena mayorista que cuenta con 37 sucursales en todo el país. La intención gubernamental consiste en “detectar las condiciones de venta de productos básicos”, según la narrativa de los funcionarios. No es claro si esa estructura comercial será nacionalizada.

Contreras especificó que la acción contra Makro forma parte de una “ofensiva para combatir la guerra económica” que achacó a sectores de “gran poder que acaparan ventas, hacen usura, especulan y producen boicot”. La estrategia reiterada del chavismo ha sido la de exponerse como víctima de una guerra económica originada en el exterior y eludir cualquier autocrítica sobre el manejo de la economía y los recursos del país en medio de crecientes denuncias sobre una corrupción colosal.

Días atrás el régimen lanzó una ofensiva para intentar detener un default de su deuda externa cifrada en 150 mil millones de dólares. La calificadora Standard & Poors ya marcó los bonos soberanos del país con una D de default por la ausencia de pago en término de una cuota de 200 millones de dólares. También están en riesgo los bonos de la estatal petrolera PDVSA. Además del frente externo, la situación doméstica es cada vez más calamitosa. El Congreso Nacional, en manos opositoras desde diciembre de 2015, informó que el costo de vida alcanzó los tres dígitos hasta 825,7% en lo que va del año. El FMI ya había corroborado un alza de ese nivel, pero advirtió que el año próximo se calcula que el costo de vida superará el 2 mil por ciento.

Hay economistas, como el norteamericano Steve Hanke, que siguen la situación de la patria chavista, y sostienen que el indice de inflación anualizado ha superado ya el 4.104 por ciento. Esa hiperinflación se debe a la ausencia de ingresos genuinos, la fuerte caída de la producción de la petrolera estatal PDVSA por debajo de los dos millones de barriles, el principal producto de exportación venezolano, y a la emisión de dinero sin respaldo.

La Constituyente, que tiene poderes totales y soberanos según el armado que hizo Maduro y su gabinete, y está integrada sólo por chavistas, se dispone a aprobar una ley de precios acordados en la intención de resolver de ese modo el desabastecimiento. Por cierto no se aclaró de qué modo se logrará ese objetivo. No es la primera vez que se usa ese recurso para deslindar responsabilidades en la crisis nacional.

Lo cierto es que el alto costo de vida en Venezuela está potenciado por un agudizado desabastecimiento generado precisamente por la ausencia de divisas para importaciones, dato clave en un país que no produce ni medicinas ni alimentos básicos. El Cendas registró en los supermercados la carencia de 17 de los 58 productos que integran la canasta elemental, entre ellos leche en polvo, pollo, carne de vaca, margarina, azúcar aceite y arroz.

En cuanto a los precios, la investigación, cuyos resultados fueron difundidos por el diario El Nacional de Caracas, determinó que, anualizado a octubre, esa canasta básica sufrió un alza de 872,33%. Explica que para que una familia de cinco miembros pudiera cubrir sus necesidades debía reunir en octubre 186.470,65 bolívares diarios (unos 2,4 dólares). Los artículos de higiene personal y limpieza del hogar, muy escasos, son los que más subieron en ese periodo, prácticamente un 94,2 por ciento promedio. El segundo escalón fue el de alimentos. El promedio de alza fue de 46,1 por ciento, con aumentos notables en todos los cereales de hasta 110,%.

El tercer grupo con mayores aumentos fue la salud, con precios que saltaron 41,9 por ciento. (Clarín)

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