- Publicidad -

El periodismo, el trabajador de medios y las empresas periodísticas


(Por Rubén Lasagno) – 11:30 – Desde que los medios K comenzaron a quebrar por la falta de sustento económico, ya que solo fueron creados o comprados para abonarse al circuito ilegal de la pauta oficial que inventó el kirchnerismo, cuando no, fueron adquiridos con la plata de todos nosotros tras las maniobras fraudulentas de robo y saqueo al Estado por parte de Cristóbal López, que se quedaba con los impuestos al combustibles por orden de Cristina y con el visto bueno de Echegaray, se vivió una natural caída de estas “empresas”, con las consiguientes consecuencias: despidos, desinversión, deudas por todos lados, cheques sin fondos que hicieron quebrar a varios acreedores de estos “multimedios” y un encadenamiento de implicancias aún impredecibles.

Pero nos vamos a detener en un solo aspecto: los periodistas.

En todas las épocas hubo desvinculaciones de periodistas en distintos medios y vale decir que no es privativo del kirchnerismo, la metodología de echar a quienes les caen antipático al poder, que suele presionar a los propietarios de medios, con la amenaza de quitarle la pauta y por ende terminan salomónicamente cortando la cabeza del hereje que desde un micrófono o un diario, dice lo que el gobierno no quiere escuchar. En honor a la verdad, a ningún gobierno le gusta el periodismo crítico. Lo más democráticos candidatos políticos, que se rasgan las vestiduras por la libertad de prensa y expresión en campaña, ni bien asumen, es lo primero que les molesta y quieren limitar. Y aquí si hay algo grave: cuando es el Estado quien desde sus medios, cercena, acalla y condiciona las voces propias. En otras oportunidades, lo hace sobre el sector privado  y son esos medios los que se “autorregulan” sin otra presión o amenaza que la de enflaquecer sus bolsillos.

El kirchnerismo extendió esa impronta limitacionista de la prensa tanto dentro de  los medios estatales como los para-estatales. Además de hacerlos echar y someterlo a operaciones encubiertas de desprestigio a quienes osaban hablar mal de Néstor o Cristina, los perseguía con la AFIP, les armaba operaciones mediáticas en medios afines (C5N, Página 12, Canal 23, El Argentino, Del Plata, Canal 7, revista 23, etc) y como si fuera poco, juntaba a la mano de obra desocupada (Bonafini, Delía, Esteche, Carlotto, La Cámpora, etc) de su militancia rentada y escrachaba a colegas disidentes en medio de las calles o en las plazas, mostrando sus fotos para que los chicos la escupieran, sin saber lo que hacían, pero todo sumaba a la hora de juzgar en “tribunales públicos” con el fallo del payaso supremo, a los periodistas que delataban sus delitos de corrupción en radio, prensa o televisión.

Es decir, de todos los males que ha sufrido el periodismo en el país, lejos, el kirchnerismo fue el peor. Y esta banda que asoló el país por 12 años tenía sus interlocutores, poco válidos, pero fuertemente pagados para que se inmolaran como kamikazes ante la opinión pública, con la seguridad de que el poder a sus mandantes nunca se les iba a acabar; al menos eso les habían dicho.

Hoy, como resabio de aquel fárrago de medios truchos, nacidos para operar y facturar, aparecen empresas que quiebran porque no tienen sustento autónomo, es decir, nunca aprendieron, supieron ni les importó, generar sus propios recursos porque mamaban de la teta del Estado… y así pensaron que iba a seguir.

Ahora los que se quedan sin trabajo, buscan, naturalmente, ubicarse en el nuevo contexto, en nuevas empresas y muchos, lamentablemente, no lo logran por la situación extremadamente delicada desde lo económico y financiero por la que pasan los medios genuinos, que cuentan solo con capitales de respaldo propios, los cuales deben salir a buscar en el sector privado la pauta para sobrevivir a los inmensos gastos que demanda trabajar en argentina o tener una Pyme, donde el 48% de una facturación se la lleva el Estado.

Yo entiendo a técnicos, sonidistas, cámaras, productores, tira cables, maquilladores, asistentes, directores, impresores etc quienes han cumplido una tarea técnica, independientemente del producto que saliera al aire o se imprimiera en una columna. Pero no tengo la misma opinión sobre los periodistas encargados de emitir opinión, formar opinión pública, analizar, editorializar, contextualizar y promover un punto de vista personal o del medio que siempre es subjetivo y precisamente por ello, cargado de ideología, parcialidad o punto de vista unívoco.

El periodista que gusta de escribir, hablar en un micrófono o parase frente a una cámara de televisión, no es solo voz o imagen: es en sí mismo el mensaje. Cuando uno escucha o ve a Jorge Lanata, ve a un tipo que abre fuego contra el gobierno K y ahora también contra el M y cuando uno ve o escucha a Víctor Hugo Morales observa a un férreo defensor del gobierno K y un ácido crítico del gobierno M, solo por poner dos referencias bien definidas y sin hacer juicio de valor sobre si uno es más o menos periodista que el otro.

¿Está bien o está mal que esto sea así?. Ni bien ni mal, cada uno de ellos (Lanata y Víctor Hugo) pueden hacer y decir lo que quieran y en todo caso sus límites serán, legales por un lado o personales, éticos y/o morales por el otro. Pero ambos, solo por poner a ellos de ejemplo pero vale para todos nosotros, deben hacerse cargo de lo que dicen y las consecuencias, como así también en nombre de quien lo dicen, en caso de no partir, esa opinión, de su íntima convicción, sino más bien de una bajada de línea.

Si mañana canal 13 echara a Lanata ¿De qué tendría que quejarse?. Me podrán decir que el ejemplo no es válido porque Lanata “está hecho económicamente” y en cuestión de fama y reconocimiento y otros colegas “recién arrancan” o no tienen su importancia mediática. Está bien, eso sería desde lo económico, pero en el mismo caso están Víctor Hugo, Navarro, los de 6,7,8 y tantos otros.

Cuando en Río Gallegos echaron al colega Héctor Barabino de Lu12, donde hacía su programa “Séptimo día”, con fuerte impronta crítica hacia el gobierno del FPV, todos nos solidarizamos con él, obviamente por haber sido sacado de un medio que privilegió su relación política-económica con el gobierno, sobre la libre expresión. Pero Barabino no fue a llorar al muro de los lamentos ni a pedirle al Estado “que se hiciera cargo”. Él entendió y así lo dijo más de una vez, que ese riesgo está implícito en quien toma partido por la verdad o al menos por lo que cada uno cree que es su verdad, no importa de qué lado se ponga. Equivocado o no, quien toma una posición y decide defender o atacar un paradigma, ir contra los establecido, ser crítico, audaz o rupturista o bien quien decide ser genuflexo, partidista, militantes o hasta un gatopardista, tanto en prensa escrita, radio o televisión, sabe a lo que se expone. Lo ideal no es siempre lo real. Ideal sería que los dueños de medios fueran filántropos, inmaculados, libertarios de la palabra y las ideas y no usaran su medio para hacer negocios; pero no es así. En la mayoría de los casos, son oportunistas que cuando ven la plata fácil que drena desde el Estado, se vuelven, oficialistas, o hipercríticos o cuando las monedas se les cortan, cierran. No les importan los periodistas ni nada que se les parezca.

El periodista, en lo personal, enfrenta un dilema ético: si va a defender una ideología o va a ser fiel a sus libertades. Cualquiera de los dos caminos que tome, tendrán consecuencias. A veces antes o más tarde, a veces mas suaves o más graves, pero indudablemente en algún momento de su carrera, alguien le hará saber que el desacuerdo se paga con el bolsillo y el aceleramiento de la gastritis.

Mal puede un periodista que por 12 años dijo lo que quiso o le impusieron desde una redacción o la Dirección de un medio lo que debía decir, quejarse porque un día sus servicios ya no son requeridos por el dueño de ese medio que tanto defendió a capa y espada, sin medir el nivel de virulencia de sus discursos y lo fiel que fue al propósito superior de servir a la política del momento.

Debe saber ese periodista que la única estrella está en el firmamento, quienes trabajan por un sueldo o un contrato en un medio, más aún cuando sus propietarios son gurkas travestidos de empresarios o testaferros del poder, que en algún momento, en alguna curva de la vida, volcarán, cuando ello ocurra, el único que va a quedar aprisionado entre los restos, será el periodista.

Sirva esto para analizar objetivamente lo que pasa cuando un medio cierra o se reconvierte. No es válido que los periodistas de C5N, 6,7,8, Del Plata y del medio que fuera, quienes vivieron haciendo del ataque permanente a sus colegas, a las instituciones y al gobierno, con voz tajante, palabras filosas y análisis duros (para lo cual están en todo su derecho), cuando las papas queman, le exijan al Estado que se haga cargo de ellos. En la provincia, sobran los ejemplos con el cierre de los medios de Lázaro Báez y Rudy Ulloa. Sus periodistas pueblan casa de gobierno y la legislatura.

Si realmente quieren defender sus fuentes de trabajo, deben ir a reclamarle a su empleador, hacerle piquete en la puerta de las mansiones de Cristóbal López (en el caso de C5N y medios de Indalo), en sus hoteles, en sus casinos, pero es muy poco lógico que pretendan que todos los argentinos con nuestros impuestos nos hagamos cargo de sus sueldos y del bienestar de quienes, cuando tenían un micrófono impune a mano, no dudaron en limar el trabajo de otros o dejarlos fuera de aire, sin importarle si había o no familia detrás.

Los empresarios que vieron el filón de plata en la década pasada y se expandieron, gracias a los dineros públicos, hoy deben achicarse; porque nunca fueron empresarios de medios, siempre resultaron medio empresarios. Creyeron que ese era el orden establecido; algunos ni siquiera crecieron desde lo periodístico, porque eso nunca les importó. Solo usaron al periodismo como factor de poder y canal para llegar al dinero fácil, con facturaciones irreales y montos increíbles, en la rápida concepción de que el dinero público no pertenece a nadie y si no lo aprovechamos nosotros, lo harán otros. Y así construyeron una gran mentira y en ese tren simulado de crecimiento imaginario, muchos periodistas ayudaron a abonar la idea y martillaron la cabeza de la audiencia como si se tratara de la verdad revelada, mientras los dueños no pagaban impuestos, incautaban fondos ilegales de la AFIP o se hacían ricos reteniendo aportes que nunca realizaban a las Cajas, porque los amigos de la década perdida se lo permitían.

En lo personal pienso que en el caso de Cristóbal López, que ha destruido los medios que compró con plata del Estado, si no están en condiciones de seguir deben cerrar, la justicia debe recuperar los activos y venderlos a nuevos dueños que sí puedan ponerlos a producir y recuperar lo robado, mandando presos a sus responsables.

Marcelo Tinelli pagaba sumas siderales a los jurados de su programa, los gastos por representación en su show eran super millonarios y la plata drenaba como un río, entre su productora y las empresas del grupo Indalo, Ideas del Sur, Oil, de la cual el conductor era la cara visible y todos los medios de comunicación que vivían a expensas de los delitos del defraudador serial.

Caído el culpable, todo se desmoronó a su lado. Hoy Tinelli tiene colas de taxis esperando que les paguen los viajes de sus invitados. Mi humilde opinión es: ¡Háganse cargo!. Obvio, el showman apostaba todo a la continuidad de la fórmula Scioli-Zannini, para seguir montado en la corrupción K y duplicar sus ingresos y patrimonio. Le falló y cayó junto con el castillo de naipes que construyó el ex pollero. Hoy se queja como aquellos periodistas que ejercieron libremente su profesión denostando a todo el mundo, operando a destajo y maltratando a quien opinaba distinto y ahora tiran la mano para ver si sus mismas víctimas de antes, pueden transformarse en su salvación del presente. Como dice al aire nuestro amigo y varias veces corrido de sus lugares de trabajo en radio y televisión, Oscar “el pipi” Muñoz: ¡Agua y ajo! (aguantarse y a joderse). (Agencia OPI Santa Cruz)

spot_img

Suscribité al Newsletter

Más Noticias

- Publicidad -spot_img

Más Noticias

4 COMENTARIOS

  1. Buena nota Opi pero no puedo dejar de dirigirle algunos conceptos a los señeros del mediatismo CHPAFLUJI$$$$$TA K en Santa Cruz y en especial en Rio Gallegos .Es decir hubo personajes que hicieron el doble trabajo de chupar flujo a los K pero ademas el trabajo de ganar mucha pero mucha guita …bueno trabajo ..es una manera de no agredir .. No se escapa a mi recuerdo EL MUNDO RENGOLANDIA que se quedo desde el principio con muchas FM en todo Santa Cruz , la mayoria truchas que devinieron en legales cuando EL EXTINTO asumio el Gobierno Nacional en 2003 .. ademas de medios graficos como EL PERIODICOLANDIA que cuando se les acabo el papel prensa barato dejo de existir y siempre con su lema ” el menos leido pero el mas AFANADO “..Tampoco me quiero olvidar de otro que lleno el dial de Fm truchas alias el CHILOTE CABEZON que tambien se fue “debiendo quedarse ” de Gallegos a Baires y que por suerte NUNCA MAS VOLVIO ..aunque por ahi se lo nota que anda pidiendo pista , ya que sus socios de Baires le dicen ..NO CABEZA OLVIDATE POR UN TIEMPO QUE SOS K O SINO RAJATE ..”Cuanta plata hiciste CABEZON alla en Baires ..y con ese programa trucho Argentinolandia y todos los exponsors que hoy estan igual que vos ..Pidiendo pista como Cristobalito .. TODO LLEGA CABEZON ..empeza de nuevo en el pais de RENGOLANDIA que no te va a ir mal .. Y luego los de Chupaflujos 5 Nabos … adhiero a OPI .. !! todo LLEGA !!!

  2. VHM NO EXISTIS, VOS ELOGIASTE LAS DICTADURAS POR LO TANTO NO TENES AUTORIDAD MORAL PARA HABLAR DE NADA. Volvete a Uruguay: A VER SI TE DEJAN ENTRAR!!!! SOS UN FARSANTE, SICARIO INTELECTUAL. Antes de irte devolvé la que es NUESTRA, DEL PUEBLO, CON LA QUE TE PAGARON, LADRÓN!!

  3. TAL CUAL… Pero además no hay que solidarizarse con quienes facturaron millones, cada palabra falaz la facturaron muy bien….Sabiendo que hoy pocas puertas se les abrirían.- Igual Navarro, por ejemplo, no tiene empacho en demandar a su ex patrón, por 35 millones de pesos en una demanda laboral.- Cómo dice el ciudadano común, “están hechos”.-

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí