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Jubilados, entre la incoherencia política y los reclamos sindicales


11:15 (Por Rubén Lasagno) – Es lógico y hasta natural que los gremios de las más variadas extracciones protesten y salgan a la calle a manifestar su descontento en contra de cualquier medida que toque los haberes jubilatorios, teniendo en cuenta que gran parte de sus trabajadores pertenecen a la clase pasiva y el universo de jubilados carece de fuerza fáctica para oponerse a los atropellos gubernamentales de cualquier extracción.

Es decir, que en todo este escándalo desatado por la inoportuna acción del gobierno nacional, a quienes les asiste el legítimo derecho de protestar, reclamar y convocar para oponerse, es al sector gremial, siempre y cuando el objetivo sea defender a los jubilados y no como ocurre con el sector kirchnerista, el cual busca la desestabilización del gobierno con cualquier argumento, soñando con el caos para instalar un nuevo 2001, donde el helicóptero sería la máxima concreción orgásmica-política del FPV, previendo que a río revuelto, ellos podrían colarse en un gobierno de coalición peronista y de esa manera, volver. Claro, su mayor expectativa es poder liberar, como a Willy, los delincuentes seriales (corruptos, estafadores, lavadores de activos, narcotraficantes, coimeros, etc) que están tras las rejas y a los que esperan su turno en cercanías de Ezeiza.

Delirante y alienados, pero dentro de su lógica más rancia, el kirchnerismo cree que eso es posible, en un país donde el 80%, al menos, los repudia y los excluye.

Los gremios que se unen a esta movida política del kirchnerismo, parte de la izquierda, los dirigentes que vivieron haciendo negocios en la era K como Baradel, Yasky y Cia, están identificados y siguen la misma suerte, ante los ojos de la sociedad.

Los Pietragallas, robando cosas del escritorio del Presidente de la Cámara de Diputados, pegando y patoteando en la calle, los innombrables de aquellos legisladores K que dejaron entrar a la barra brava al Congreso para golpear a sus pares o Máximo Kirchner y Larroque saliendo a los empujones cantando “vamos a volver”, muestra el geremen antidemocrático que convive en ellos, la naturaleza de lo que son y de dónde provienen, destaca la enorme necesidad de tener poder para no ir presos y la visión apocalíptica personal y partidaria que poseen, si acaso a Macri o a cualquier otro (que no sean ellos) le va bien, por cuanto eso los aleja cada vez más de la esperanza de recuperar su protagonismo.

Si embargo, así como los sindicatos tienen un derecho tácito reconocido y hasta se diría una obligación implícita de hacer reclamos ante esta eventualidad, el sector político convive con sus propias dicotomías, su irremediable incoherencia y destapa (una vez más) el detestable oportunismo utilizado sin vergüenza ni límite y a la vista de todos.

Solo basta reflexionar analizando el contexto de Santa Cruz. Cambiemos, representado por Eduardo Costa llama a apoyar la Reforma Laboral y la quita a los jubilados nacionales y se desgarra las vestiduras a través de sus diputados, señalando con el dedo a la gobernadora que no les paga los salarios, les niega aumentos y los tiene, a muchos de ellos, por debajo de la línea de pobreza.

Alicia Kirchner en la oficina de Frigerio estampó la firma en el Pacto Fiscal y avaló todos y cada uno de los recortes a cambio de prebendas financieras para su descontrolado gobierno y sus diputados, Máximo, Vázquez entre otros y sus senadores, votan en contra de la reforma en el Congreso y patean puertas, haciéndose ver como los luchadores de las causas perdidas.

Con el más bajo perfil, la hoy senadora Cristina Fernández con escasos 9 senadores de apoyo, omite hablar en público porque no puede decir nada valorable y avala y manda a su fuerza de choque a gritar como marranos en las calles en contra del ajuste de Macri, mientras ella vetó el 82% móvil,encajonó por años los juicios esperando que muchos murieran, destruyó la ANSES y metió a casi 3 millones de jubilados sin aportes al sistema, destrozando el aparato previsional, sin que hasta el momento el gobierno actual se digne a revisar caso por caso, donde seguramente va a encontrar a 2 millones en situación irregular, siendo parte de la banda o la militancia rentada que dejó el gobierno K, con cargo a las arcas públicas.

En definitiva, que hoy los partidos políticos estén gritando en contra del ajuste a los jubilados, es una parodia más de esta Argentina espasmódica e incoherente. Todos estos sectores políticos tienen responsabilidad por acción u omisión, sin embargo, nadie se hace cargo.

Lo que en Santa Cruz es “combatido” por unos, que se horrorizan por la situación de los jubilados, es avalado a nivel nacional por los mismos y aquellos responsables de tener a gran parte de los jubilados provinciales en la miseria, sacan chapa de defensores a ultranza de la clase pasiva y llenan la plaza de mayo con militancia para protestarle a Macri por los recortes.

Una parodia, una vergüenza más de esta clase política abyecta y oportunista que supimos conseguir, donde cualquier llega, sin convicciones, violentando sus propias promesas, mintiendo descaradamente y actuando en contra de la lógica pura, independientemente del partido, la ideología o la camiseta que vista. Lo importante, para ellos, no es lo que haga después, sino lo que pueda hacer para lograr su meta, su objetivo: pertenecer al círculo becario de la política provincial y/o nacional. El “después” es solo la adaptabilidad de su inexistente convicción social a los parámetros que viva la coyuntura de su partido y al interés corporativo o personal al cual lo obliguen las circunstancias política.

Solo está en nuestras manos, con el voto, cambiarlos una y otra vez hasta poder depurar a quienes parasitan el Estado, sin devolverle nada a cambio y usando su propia inercia para robarnos el futuro a todos los argentinos. (Agencia OPI Santa Cruz)

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