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Río se militariza: las fuerzas armadas intervienen la seguridad ante la explosiva ola de violencia


11:00 Mientras el Congreso brasileño se aprestaba anoche a aprobar la intervención militar en la seguridad del estado de Río de Janeiro decretada por el presidente Michel Temer para frenar la ola de violencia y criminalidad, en un masivo operativo junto a la policía fluminense, las fuerzas armadas tomaron control de las principales vías que conectan la ciudad de Río con el resto del país.

Temer, que con esta medida sin precedente desde el retorno de la democracia brasileña espera regenerar su desgastada imagen pública, ya había recibido en la madrugada de ayer el apoyo contundente de la Cámara de Diputados, con 340 votos a favor de la intervención, 72 en contra y una abstención. Por su parte, el Senado debatía anoche esta iniciativa que genera bastantes suspicacias entre los analistas, pero la expectativa era que el tablero en la Cámara alta fuera también ampliamente favorable a la intervención militar.

“Soy un demócrata y en principio estoy en contra de las intervenciones. Pero en este caso el gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezão, pidió la intervención al presidente Temer delante de mí y por lo tanto estoy en la obligación de cumplir este compromiso”, dijo ante de la votación el presidente del Senado, Eunicio Oliveira.

En tanto, ya desde anteanoche, en vehículos blindados y fuertemente armados, unos 3000 militares junto a policías fluminenses asumieron posiciones estratégicas alrededor de la ciudad de Río de Janeiro para evitar el ingreso de drogas y armas, así como el robo de cargas. El operativo ya estaba planeado antes de que el viernes pasado Temer firmara el decreto que autoriza a las fuerzas armadas a asumir la responsabilidad de la seguridad pública en el estado, tras una reunión con el gobernador Pezão, los líderes del Congreso y parte de su gabinete. Se dio en el marco de una misión de “garantía de la ley y el orden”, como las que en tantas otras ocasiones ocurrieron en Río y en otros estados.

A diferencia de esas asistencias específicas, a partir de ahora, será la primera vez desde la aprobación de la Constitución de 1988 que toda la gestión de la seguridad del estado -policía civil, policía militar, área de inteligencia y presidios- estará a cargo de las fuerzas armadas. El interventor designado fue el general Walter Braga Netto, jefe del Comando Militar del Este y encargado de la seguridad durante los Juegos Olímpicos de 2016.

La razón que las autoridades dieron fue el significativo aumento de la violencia y la criminalidad en Río de Janeiro como consecuencia de la crisis financiera del estado, que llevó el año pasado a retrasos en el pago de salarios a las fuerzas de seguridad. Según el Instituto de Seguridad Pública local, en 2017 el número de muertes violentas aumentó un 7,5%, el mayor crecimiento desde 2009, cuando se implementó el proceso de “pacificación” de las favelas dominadas hasta entonces por bandas narcotraficantes y milicias.

Sin embargo, hay cada vez más voces que se alzan en contra de la intervención militar; no solo por su eficacia y riesgos, sino también por los motivos políticos reales detrás de la decisión. Es que hay otros estados que tienen índices de violencia superiores a los de Río de Janeiro.

“La percepción de inseguridad en Río de Janeiro es más fuerte ahí por la gran concentración de medios de comunicación, sobre todo la poderosa cadena Globo. Actúa como caja de resonancia a nivel nacional y Río es una vitrina turística internacional”, resaltó a la nacion desde Brasilia el consultor político Paulo Kramer.

Diez meses antes de que Temer deje el Palacio del Planalto y con su popularidad por el piso (6%), hay quienes creen que el presidente pretende fortalecer su posición para eventualmente lanzarse como candidato de último momento a la reelección en octubre. Pero el rechazo que genera su gobierno en las calles es tal que sería una aventura condenada al fracaso.

“Es inconcebible que Temer alimente alguna ambición de ganar las elecciones con la impopularidad que tiene. En cambio, sí podría utilizar un impulso en su imagen para apoyar a algún candidato suyo”, señaló Kramer, y mencionó al ministro de Economía, Henrique Meirelles, que anhela la presidencia, y al exalcalde de Río Eduardo Paes, que pretende lanzarse a la gobernación de Río de Janeiro por el oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

La apuesta por la intervención militar en Río significó que Temer tuviera que desistir de presentar al Congreso su tan ansiada y resistida reforma previsional. Es que la Constitución no permite que haya enmiendas constitucionales mientras haya situaciones de estado de defensa, de sitio o intervenciones federales. De cualquier manera, el gobierno no tenía asegurados los votos. (La Nación)

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