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CGT convocó a una marcha contra el Gobierno para el 4 de abril

08:30 – Empezará en Plaza Miserere y culminará en Avenida de Mayo y 9 de Julio, con la lectura de un documento. Mientras, sigue el diálogo con el Gobierno.

Por:  Pablo Maradei

En su primer cónclave de 2019 y después de cuatro meses sin reunirse, el Consejo Directivo de la CGT confirmó la convocatoria a la marcha del 4 abril, promovida por gremios industriales y Pymes de ese sector, aunque “se hará extensiva a todos los sindicatos para pedir por un país con producción y trabajo”, le agregó Héctor Daer en su conferencia de prensa.

En clave política, Daer afirmó que “este modelo económico no es para calentarse sin para cambiarlo”. Y de paso, llamó a conseguir la unidad del PJ para octubre.

Daer tiró coordenadas de la movilización: partirá a las 14 horas de Plaza Miserere y terminará en Avenida de Mayo y 9 de Julio donde se leerá “un documento consensuado con los espacios sindicales y productivos”.

El Congreso será una estación intermedia en la que dejarán el proyecto de una Ley Pyme que, entre otras cosas, incluye el pedido de reducciones impositivas y un impasse a los embargos de la AFIP por falta de pago de tributos, entre otros artículos.

Por el lado de la CGT está descartado armar un escenario para que los dirigentes hagan sus discursos: temen que la mayoría pida paro, la gente repita a coro y a los gritos y nada vaya a pasar. El fantasma del atril de aquel 7 de marzo en el que los dirigentes terminaron bajando del escenario ante el escrache público no se puede repetir.

Este jueves, solo que a la mañana, en el SMATA, gremio muy golpeado por la crisis automotriz, se juntó el Frente Sindical para el Modelo Nacional, creado por Moyano y acompañado por Ricardo Pignanelli (de SMATA) y varios gremios moyanistas además de la Corriente Federal. Este sector pretendía, por ejemplo, llegar a Plaza de Mayo y que abunden los discursos. Entienden que la CGT descomprime pero a la vez lo miran como el abrazo del oso: contienen una movilización que se espera multitudinaria pero acotada a un documento.

“Nadie aferra sin ser aferrado”, describió un dirigente que reconoció que hubo intercambios entre los dirigentes a la hora de escalar en el conflicto; esto es si avanzar o no hacia un paro. Siguió: “Los que están negociando piden tiempo sabiendo que puede ser que el Gobierno nos vuelva a cagar; es por eso que es imposible que quienes negocian no estén contaminados con el diálogo abierto con el Gobierno y es entendible”.

La bajada de tono tiene que ver con el diálogo abierto entre los dirigentes cegetistas y el Gobierno. Sobre la mesa de Azopardo se debatió sobre el blanqueo laboral y sobre dos temas vinculados a las obras sociales; que es sinónimo de dinero.

Entre los puntos más destacados del blanqueo, que ingresará al Parlamento una vez que se termine de pulir el texto -lo que será pronto-, se habla de “reconocimiento fiscal de hasta 5 años para pasar a un trabajador de la informalidad a la formalidad”. También se está evaluando cómo se computarán los aportes promedio en base al salario del Convenio Colectivo de Trabajo. Y finalmente, fija que la antigüedad del trabajador será la real.

Por el lado de las obras sociales, la CGT presiona para que se forme la Agencia de Evaluaciones Técnicas (AGNET). Este cuerpo conformado por especialistas médicos será vinculante respecto a decisiones judiciales por amparos que presentan afiliados pidiendo ser tratados con medicamentos que no están contemplados en tratamientos habituales, por ejemplo, como cuando se aprueba una medicina en EEUU y no está en el país.

Finalmente la CGT pide se destraben fondos para el Fondo de Redistribución Solidaria: piden el reintegro de $1.560 millones de pesos por expedientes ya presentados. Aseguró Daer que el FSR “tiene 10.000 millones de pesos que son fondos sindicales”. (Clarín)

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