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Saqueos en Chile: el crimen organizado se infiltra en las protestas

El gobierno de Sebastián Piñera y la oposición llegaron a un acuerdo sobre cómo encarar una reforma de la Constitución

Según el gobierno, barras bravas y narcotraficantes se enquistaron en el movimiento para operar con mayor impunidad

Por: Víctor García

Un funcionario de Carabineros detenido por lanzar acelerantes a una barricada en el centro de la ciudad de Talca. Un maestro de matemáticas imputado por destruir un molinete del subte en el inicio de las protestas. Dos funcionarios de seguridad de la comuna de Maipú acusados de saquear un supermercado.

Durante el estallido social chileno, los protagonistas de los hechos de violencia han sido difíciles de encasillar por su carácter heterogéneo y se han convertido en un dolor de cabeza para las autoridades. Si en el inicio del conflicto el vandalismo en las protestas fue ejecutado por una masa que incluyó gente de diversas ocupaciones y edades, en las últimas semanas grupos organizados se han enquistado en el movimiento para aprovechar el contexto y operar con mayor impunidad.

“Los saqueadores de la primera semana son distintos de los que ahora entran a robar a los locales comerciales. Y esta nueva masa que quiere quemarlo todo opera bajos diversas banderas. Quienes se enfrentan a la policía y están en la primera línea de las protestas mantienen otras motivaciones, pero ahora los narcos y las barras bravas se han desplegado con mayor intensidad. Ahora hay menor cantidad de estos ilícitos, pero se incrementó la violencia”, comentó a LA NACION una fuente ligada al aparato de seguridad del Ministerio del Interior, que confirma que ya se han establecido perfiles más concretos e identificado a más de una decena de grupos organizados tras el vandalismo.

Zona de actividades

Iván Villanueva, jefe nacional contra robos y focos criminales de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), detalló a LA NACION que casi el 60% de los detenidos por hechos de violencia están concentrados en la regiones Metropolitana, Valparaíso, Coquimbo y del Biobío. “El 82% de esos detenidos por estos delitos son personas que tienen entre 18 y 35 años, y en un 80,2% son hombres. Tenemos investigaciones, además, por incendios, ataques a sucursales bancarias, pórticos de peajes, pero el delito contra la propiedad privada es el de mayor incidencia en Chile, y que este crezca un 37% en un mes es de suma preocupación para nosotros”, dijo el funcionario.

En un contexto caótico, y considerando el carácter multidimensional del problema, la policía ha centrado sus esfuerzos sobre cuatro grupos que se han transformado en los ejes de su línea investigativa: bandas delincuenciales, las barras bravas, los carteles locales de narcotráfico y los grupos anarquistas, relacionados con estudiantes secundarios y universitarios.

“Hemos detectado varias bandas especializadas en el uso del oxicorte, que es una herramienta para abrir cajas fuertes y cajeros automáticos. Estos sujetos, amparados en el anillo de la gente que está saqueando, pueden trabajar durante dos a tres horas para sacar el dinero de esos depósitos para posteriormente provocar un incendio que oculte su delito. Por ejemplo, la semana pasada 40 sujetos ingresaron con 10 vehículos a una bodega para robar teléfonos celulares, y eso no tiene nada que ver con las manifestaciones sociales”, añadió Villanueva, prefecto inspector de la PDI.

“Los más felices son los narcotraficantes, que pueden vender de día lo que vendían en las noches, y también sectores muy duros, no de hinchas de fútbol, sino de barras bravas relacionadas con el narcotráfico y la delincuencia más dura. Ahí vamos a tener que profundizar en la inteligencia”, señaló la vocera de gobierno, Karla Rubilar, dando cuenta del problema.

“Aquí actúan grupos anarquistas coordinados, de forma sistemática”, acusó el ministro de Defensa, Alberto Espina.

En el caso de las barras bravas -cuyas banderas y lienzos de los distintos clubes se ven diariamente en las protestas de Plaza Italia-, la policía está orientada a monitorear al grupo de barristas ya sancionados por los tribunales y los propios clubes, por cometer actos de indisciplina dentro de los estadios, lo que alcanzaría a más de 5000 personas.

Control territorial

En tanto, las diligencias sobre los grupos narcos han establecido una sustitución de delitos que se reflejó en una suba del delito de robo en lugar no habitado y en una disminución de los delitos de tráfico de drogas y hurtos simples. La obtención de mayor control territorial también fue destacada como un aspecto por el que los narcos se involucraron en los hechos de violencia, y que se ha reflejado en la presencia de vehículos de alta gama durante los saqueos.

“Han bajado los delitos de tráfico de drogas y estas organizaciones se han dedicado a los saqueos. Hemos logrado incautar mercadería a sectores vinculados con el tráfico de drogas. El jefe que dirige esa organización ocupaba la organización para estos efectos”, explicó el fiscal nacional Jorge Abbott.

En tanto, para Antonio Frey, exsubsecretario de Prevención del Delito, las diversas hipótesis sobre las personas que están detrás de los hechos violencia “no poseen un patrón de organización determinado”. Según el especialista, el gobierno cometió un grave error en la primera fase al “establecer una lógica de guerra”.

“A varios grupos les conviene que esté todo destruido para expandir sus redes en el territorio. Pero no es algo que ocurra solamente en Chile, y el fenómeno ha mutado. Puede que haya grupos de extrema izquierda o de derecha, pero estamos ante un escenario impensado, con una rabia colectiva que se expandió muy rápido, y que cuenta con un alto grupo de personas marginadas que también han sufrido otros tipos de violencia”, señaló Frey. (La Nación)

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