Gatopardismo puro: se fue Cantín con irregularidades y Grasso sigue los mismos pasos en materia de obra pública

22/09 – 11:30 – El Intendente interino de Río Gallegos, Pablo Grasso (FPV), comenzó a desplegar un plan de obra pública, con aportes nacionales, que intenta un triple objetivo: cambiar la cara de la horrible gestión del ex intendente Cantín (FPV), hacer campaña para octubre y facturar los últimos fondos. Para ello, el sucesor del ex intendente, lejos de revisar, cuestionar y denunciar la corrupción por vaciamiento municipal, contrata a la empresa de Lázaro Báez y su hijo Martín, para terminar algunas y realizar nuevas obras, a pesar de faltarle un poco más de dos meses a su gestión.

Los lectores recordarán que previo a la asunción de Pablo Grasso, actual Intendente interino de Río Gallegos, dijimos que el plan consistía en poner de pie el municipio a través de los fondos nacionales, para darle chances a Francisco Anglesio y al mismo Grasso, ocultar y sepultar la defraudación cometida por Raúl Cantín y hacer caja en los próximos meses que restan de aquí a diciembre. Para ello necesitaban romper el paro municipal, cosa que lograron y ahora pergeñan la segunda etapa de la operación contra el SOEM: la renuncia del Secretario General Pedro Mansilla y colocar allí a un dirigente “del palo”.

El plan quedó revelado, cuando a los pocos días de asumir Grasso, les pagaron a los trabajadores, acordaron una parte del aumento, hicieron planes de pagos con los acreedores y todo como si los fondos bajaran como el maná, del cielo. Ante lo obvio, el Secretario de Hacienda Ariel Ivovich y el propio Intendente interino, se encargaron de decir ante quien los quisiera escuchar, que “habían comenzado a recaudar muy bien”, sin embargo, los cálculos más optimistas (aún cuando hubiera una concurrencia masiva de vecinos a pagar sus impuestos, cosa que no fue así) el monto mensual por recaudación es ínfimo (no alcanza al 3%), en relación con las necesidades de plata que tiene el municipio para hacer frente, solamente, a los sueldos del personal, que rondan los 55 millones de pesos.

Con esta estrategia, el Ejecutivo municipal, intentó ocultar el plan: con la ayuda de fondos nacionales, discrecionalmente enviados, pero supervisados por Máximo/Alicia y sus edecanes locales (Bessi, Gómez Bull, Daniel Álvarez, etc) comenzaron a “levantar la municipalidad” y además de los fondos, aparecieron los camiones que el propio Ivovich, dijo por FM News, desconocer a quién pertenecían, porque están impedidos de reconocer públicamente que Nación aporta el 95% del dinero que llega (y llegará) para gastos funcionales, operativos y hacer política en esta capital.

Con el municipio “estabilizado” (sin conflicto/pacificado a medias), apareció como candidato del oficialismo, Francisco Anglesio (FPV) que estaba agazapado, esperando que Grasso e Ivovich hicieran su tarea y cuando vio calmas las aguas, salió al ruedo a hablar de lo que olvidó por más de 10 años, entre ello el basural y la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos, un caballito de batalla que ya gastaron tres intendentes anteriores y que fue parte de las promesas del mismo Anglesio, cuando se proponía en el 2011 para el mismo cargo.

Hacer, hacer y hacer… pero ¿Por quién?

Otro de los factores urgentes que necesitan atención en Río Gallegos, transformada en “Kosovo” por los cráteres, pozos y destrucción de calles y veredas, que dejó la anterior intervención municipal del FPV, es la obra pública y ahí apareció Nación, otra vez, con la plata, el oportunismo y se comenzó a apurar un negocio que había empezado con Cantín, pero como se habían robado fondos destinados a las empresas de los amigos, el enojo presidencial no se hizo esperar y fue así que el ex intendente terminó como ya todos sabemos.

Entonces Grasso, Ivovich, Álvarez y Toledo, pusieron manos a la obra (nunca mejor dicho) y sin perder tiempo, armaron la “reactivación” de la obra pública local, Vialidad Nacional (nunca con intervención de la provincia) tomó a su cargo el proyecto de inversión y ¿A quien le dieron la pavimentación de 100 cuadras en Río Gallegos?; acertó el lector: a las empresas de Lázaro Baéz; es decir, Austral Construcciones SA y Kank y Costilla SA, quien tiene como presidente a su hijo Martín Báez.

La rueda de la fortuna (literalmente) comenzó a girar, de esta manera, tratando de ponerla en marcha a la mayor velocidad posible, para que, en el escaso tiempo que queda, de aquí a diciembre, caigan en la bolsa de todos los involucrados (empresas, funcionarios, campaña, etc) la mayor cantidad de los fondos destinados a esta “reestructuración” “reconstrucción” y “reordenamiento” de la ciudad, de la que, claro está, no se anuncian montos, ni términos ni costo final de obra.

Para ello, el diario de Lázaro, publica hoy que “la Dirección Nacional de Vialidad, en conjunto con la Municipalidad de Río Gallegos, comienza a mostrar una nueva cara en algunos sectores de la ciudad” y enumera obras como la construcción de la rotonda de avenida Almirante Brown y calle Carlos Borgialli , que realiza su propia empresa Kank y Costilla SA y por las dudas que algún lector cuestione que sigan siendo las mismas empresas del poder, las que siguen facturando durante la “nueva gestión” interina, afirma “La obra, es ejecutada por la empresa contratista Kank y Costilla S.A. con maquinaria adecuada y personal técnico acorde, forma parte del proyecto de pavimentación de 100 cuadras que lleva adelante Vialidad Nacional y que beneficiará a vastos sectores de nuestra comunidad”, a modo de justificar que le fue asignada a Kank y Costilla, no por amiguismo, sobrefacturación y posibilidades de hacer caja entre amigos, sino porque en todo caso “es la única” empresa en condiciones de enfrentar tal magnitud de obras, que se dedica a describir, para que nadie pueda decir que se trata de otro acto de corrupción enmascarado detrás de la obra pública, un caballito de batalla que inventó Néstor Kirchner y se propagó en estos 12 años, instaurando en el ideario popular, el “roban pero hacen”, hecho que produjo el fenómeno del “anestesiamiento social”: todos saben que están robando, pero solo basta que le muestren que están trabajando, para desactivar cualquier crítica desde los sectores públicos de opinión. (Agencia OPI Santa Cruz)