Francisco, “amargado” por un escándalo que crece cada vez más

El papa Francisco pidió perdón por los recientes escándalos en Roma y en el Vaticano
04/11 – 10:30 – El Papa pidió que la investigación sobre las filtraciones continúe “con determinación”; los documentos publicados en libros que saldrán mañana dan cuenta del desorden administrativo y el despilfarro.

Por: Elisabetta Piqué
El Papa “está amargado”, aunque convencido de que debe “seguir adelante con serenidad y determinación”, según trascendió ayer desde su entorno, tras el destape del denominado VatiLeaks II, que determinó el arresto de un prelado español y de una asesora amiga de aquel, luego excarcelada.

Y no podía ser de otra manera, a partir de las revelaciones de los dos libros que saldrán a la venta mañana en Italia -Via Crucis, de Gianluigi Nuzzi, y Avaricia, de Emiliano Fittipaldi- en medio de un clima de lo más enrarecido y turbio.

Con documentos filtrados de manera non sancta y hasta grabaciones hechas a escondidas del Papa, según algunos anticipos, los libros no atacan a Francisco pero ponen de manifiesto la tenaz resistencia de la curia romana al cambio, a la limpieza y a la política de transparencia y austeridad que puso en marcha el Pontífice.

“Los gastos están fuera de control”, dijo Francisco, alarmado, según una grabación clandestina realizada el 3 de julio de 2013 en el Vaticano, que aparece en Via Crucis, según reveló el Corriere della Sera. “Hay que aclarar mejor las finanzas y hacerlas más transparentes”, agregó el Papa, que advirtió que había que analizar detalladamente los contratos porque muchas veces tienen “trampas” y que, antes de cualquier compra, había que pedir “al menos tres presupuestos”.

Entonces nunca se habría imaginado que esa conversación con personas de confianza terminaría en un nuevo VatiLeaks que sacude a su pontificado.

En el libro de Nuzzi no sólo hay grabaciones de conversaciones privadas. Hay documentos que detallan las trabas enfrentadas por Francisco para lograr transparencia en el centro del poder administrativo de la Iglesia Católica, bajo sospecha de irregularidades durante décadas.

Un documento con membrete de la Secretaría de Estado reproducido en la obra, por ejemplo, rechaza un pedido de informes realizado por la comisión puesta en marcha por Francisco para analizar las finanzas del Vaticano sobre el destino del óbolo de San Pedro (el dinero donado por los fieles al Papa), cuyo 79,4% serviría para mantener a la curia romana, según Nuzzi.

El secretario de esa comisión, luego disuelta, el prelado español Lucio Ángel Vallejo Balda, y una integrante de la misma, su amiga Francesca Immacolata Chaouqui, fueron los dos “cuervos” arrestados por la gendarmería del Vaticano el fin de semana pasado; ella fue excarcelada por colaborar.

En una misiva al Papa del titular de la comisión, el economista maltés Joseph Zahara, queda claro el obstruccionismo de la vieja guardia, que no quiere ceder poder ni privilegios. “Lamento comunicarle que la comisión no puede completar la posición financiera de la Santa Sede debido a falta de datos”, escribe Zahara.

La misma resistencia al cambio, desmanejos, derroches y riqueza escandalosa gracias a un patrimonio inmobiliario valorado en 4000 millones de euros aparecen en Avarizia. Según un anticipo firmado en el diario La Repubblica por su autor, el periodista Emiliano Fittipaldi, pese a los intentos de limpieza de Francisco, “el dinero de la caridad es gastado por los monseñores”. Y parte de la plata donada a los niños enfermos atendidos en el prestigioso Hospital Bambin Gesú, del Vaticano, fue usada para pagar los 200.000 euros de refacciones del nuevo ático en el que vive el cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de Estado, en el Palacio San Carlo.

En una suerte de déjà vu del VatiLeaks I que marcó el último tramo del pontificado de Benedicto XVI, Nuzzi aseguró que las fuentes que le pasaron los documentos lo hicieron “para ayudar al Papa”.

“Si dijeron que actuaron por el bien del Papa, están diciendo estupideces. Creo que a alguien le da miedo el proceso de renovación del Papa”, replicó Nunzio Galantino, secretario general de la conferencia episcopal italiana.

A diferencia de la época de Benedicto XVI, cuando el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, un pez pequeño, resultó el gran culpable, ahora la gendarmería quiere ir al fondo de la cuestión, por orden directa de Francisco. “Acabo de ver al Papa. Sus palabras textuales: seguimos adelante con serenidad y determinación”, tuiteó anoche Angelo Becciú, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano.

Respecto de la “extraña pareja” de Vallejo Balda y Chaouqui, sospechada por algunos hasta de ser amantes, se seguía la pista de la vendetta. Habrían filtrado los documentos para vengarse de que el Papa los excluyó de la Secretaría de Economía que se creó una vez disuelta su comisión. Mientras que Vallejo Balda seguía ayer en la misma celda utilizada hace tres años por Paolo Gabriele, Chaouqui, excarcelada por colaborar, salió a clamar su inocencia por Twitter y Facebook. La mujer de 33 años, que además está embarazada, escribió: “No soy un cuervo, no traicioné al Papa. Nunca le di ningún papel a nadie. A nadie”. (La Nación)

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