CARADURA

10:30 (Por Rubén Lasagno) – Hay un axioma categórico para quien pertenece al FPV y más aún para quien está en campaña: “nunca digas la verdad, aunque al realidad te desmienta en la cara”. Si repasamos rápidamente los dichos de quien hoy “no es kirchnerista”(¿?), la increíblemente candidata a senadora Cristina Fernández, nos vamos a dar cuenta que la mentira, la simulación y la inversión de argumentos está en el ADN de esta fauna política nacional y/o provincial, para quienes decir la verdad al electorado, está excluido de sus objetivos básicos.

A nivel local, no me llamó la atención pero quise resaltarlo como merecedor del primer premio “al Caradura del año”, a Pablo Grasso, hoy a cargo del IDUV, hombre que desde hace muchos años vive del Estado y que (como no podía ser de otra manera) vuelve a ser candidato a algo, esta vez a senador por el Frente para la Victoria, dijo cosas que dan más para el análisis psicológico, que político.

Más allá de las ridiculeces en las cuales incurrió para potenciar su pobre campaña en términos políticos, porque para llevarla a cabo regala bienes del estado provincial, es decir de todos nosotros, Grasso hizo entrega de tierras a pocos días de las elecciones en un claro abuso de su función como titular de un organismo que maneja y administra bienes fiscales, obras y servicios del Estado provincial y no propios ni de su partido político y habló como si su llegada a la tierra hubiera ocurrido no más de 24 horas antes.

Lo más llamativo es que mientras él, Alicia Kirchner, el vicegobernador Pablo González y los demás funcionarios se pavonean con autoridades de Cambiemos del gobierno nacional, cuando vienen a prometer (también demagógicamente y por mero oportunismo político) más trabajo con las obras de las represas; cuando Grasso se pasa inaugurando y promoviendo planes de construcción de viviendas que aporta la Nación, haciendo “la gran Magario” (pone el cartelito y al pie se la adjudica como propia) y cuando en Santa Cruz nunca entró tanta plata enviada desde nación como en estos dos años en los que el kirchnerismo no está en el poder, Grasso dijo “de esta difícil situación a la que nos somete el Gobierno de Macri tenemos que salir todos unidos, ya no es tiempo de ahondar la grieta que fabricó Clarín, sino de estar unidos porque los problemas y los recortes nos afectan a todos y no discriminan la pertenencia política” y agregó sin ponerse colorado que aquí está él, Alicia y en definitiva el FPV “para poder resolver las grandes demandas que tiene nuestra gente, ya que más allá de la difícil situación a la que el Gobierno Nacional direcciona a nuestra provincia, tenemos que salir todos juntos”.

No es mi intención ni el propósito de esta nota replicar las pavadas disparadas por el candidato kirchnerista, pero si evaluar el grado de caradurismo que tienen estos verdaderos fenómenos comunicacionales y políticos que habiendo destruido Santa Cruz por casi 30 años, resurgen una y otra vez con las mismas mentiras, con las mismas promesas y exactamente los mismos discursos, tratando de captar la atención de un electorado ambivalente, sin rumbo, inseguro, al cual subestima de una manera vergonzosa, pero, sin duda, logra en gran parte su cometido, pues mantienen un piso electoral, el cual, mirando cómo está Santa Cruz, es un verdadero milagro.

Ya es muy fuerte para cualquier ser humano con algo de vergüenza en algunos de sus bolsillos, salir a prometer algo en una campaña en el peor momento social y político-financiero de la provincia, con decenas de años en los cuales no hicieron nada por Santa Cruz y en los últimos dos ni una obra pública, no se pagan los salarios, se niegan acuerdos y Paritarias, se sigue llenando la administración pública de militancia, ñoquis, amigos y familiares, siguen las licitaciones a empresas de amigos, se juega en la timba financiera con los recursos de todos, tienen parado todo el sistema administrativo y judicial, salud, infraestructura, educación, no pagan a los jubilados, a los judiciales, a los docentes y reciben mes a mes los fondos para sostener la Educación, que ni tampoco así, logran estabilizar porque dilapidan la plata.

Hay que ser muy caradura para enfrentar a un grupo de vecinos y decirles tantas cosas, mentirles de una manera atroz y salir de allí con el pecho inflado de orgullo por creer que la culpa de lo que le pasa a Santa Cruz es toda de los demás y quienes ha llevado al fondo del pozo a la provincia, no son ellos; los mismos que hoy pretenden sacarse el sayo, haciendo demagogia de barricada y populismo barato, sin el menor apego a la ética política y a la verdad histórica.

Es de esperar que en quince días, el pueblo de Santa Cruz sepa ordenar estas anomalías y poner a cada uno donde corresponda; de no ser así esta provincia no tiene futuro. (Agencia OPI Santa Cruz)