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El Banco Central ve señales de que pronto se acabarán los pesos para comprar dólares


09:10 Observan que la plaza se está “secando”, consideran que es un mercado muy chico y apuestan a calmarlo en poco tiempo

Por: Luis Beldi
El sistema financiero, donde los depósitos en dólares del sector privado al 31 de agosto, están en poco más de USD 28.000 millones, es lo que hace sostenible a esta crisis. Este nivel de dólares en los bancos está entre los más altos desde que comenzó el siglo.

El sistema financiero argentino cumple con holgura las normas del Banco de Basilea (el banco central de los bancos centrales del mundo). La suba del dólar y la inflación son dos variables negativas que se retroalimentan. Y el Gobierno no le encontró solución a la inflación. Sincerar las tarifas, donde aplicó medidas de shock, y confiar en el gradualismo para bajar el gasto público, llevó a esta situación desconcertante.

Hoy, nada parece calmar al mercado que compra dólares para cubrirse de la inflación. No escuchan los anuncios del Gobierno o no creen en su capacidad de gestión. Las autoridades, en tanto, toman dinero de los que aportan dólares, en este caso de los exportadores, y gravan la renta de los que pueden prestarle divisas para aliviarlos de la cruz de caminar hasta fin de 2019 con un destino incierto.

Del otro lado, la visión es distinta. Hay un desierto que costará recorrer entre seis y siete meses. Al final los esperan los dólares de la cosecha, de las mayores exportaciones de hidrocarburos, gracias a Vaca Muerta, y de la venta al exterior de litio y otros minerales provenientes de las llamadas “tierras raras” donde se hicieron fuertes inversiones casi en silencio.

Pero la tensión que se vive en la plaza es alta. A los problemas locales, además se sumaron los del mundo. El dólar subió 0,40% frente a las seis principales monedas del planeta. El peso chileno sucumbió 1,6% y se encamina al nivel más bajo de los últimos dos años y medio. El peso mejicano perdió 1,33% y el rand sudafricano fue la divisa que más cayó con 3,26%. La paradoja es que la lira turca, epicentro de la crisis de los emergentes, perdió solo 0,10% y el real de Brasil quedó sin cambios.

En la Argentina, el día fue tenso y las dos intervenciones cambiarias del Banco Central evitaron que fuera peor, pero dejaron algunas señales que no se pueden pasar por alto. Si bien en bancos y casas de cambio el dólar subió 7 centavos a $39,69, el “blue” quedó en $38,50.

En cambio, en la plaza interbancaria, donde se negociaron USD 650 millones, dentro de los que hay que incluir 358 millones que se subastaron durante el día. El dólar “hoy”, como se denomina a la divisa que se negocia en este mercado, abrió a $39 y a las 10.40 con negocios firmes subió a $39,05 pero pronto aparecieron compradores y al mediodía cotizó a $39,45. En ese momento el Banco Central licitó USD 100 millones a un precio de corte de $38,91 y consiguió frenar los impulsos alcistas. Cuando comenzó a renacer la demanda de dólares, a cinco minutos del cierre, ofreció al mercado USD 400 millones, de los que compraron 258 millones a $38,9101, pero no evitaron que el dólar cierre en $39,05, lo que representa un aumento de 85 centavos respecto a la rueda anterior.

En el Banco Central analizaron al cierre como les fue en el día. Confirmaron que es un mercado muy chico y apuestan a calmarlo en poco tiempo más porque ven que el “blue” en $38,50, está cotizando por debajo del spot del mercado mayorista, señal de que la plaza se está secando, es decir que se están agotando los pesos disponibles para comprar dólares. En el Central creen que cada vez van a necesitar subastar menos dólares para que la divisa encuentre un punto de equilibrio.

Las reservas perdieron USD 947 millones a 51.443 millones porque le descontaron los dos días de subasta (lunes y martes) por USD 458 millones y porque por la baja del euro, la libra esterlina y el oro, las reservas las devaluaron en 89 millones. Además, se pagaron 23 millones a organismos internacionales y a Brasil. La diferencia es porque algunos clientes retiraron depósitos en dólares para hacer frente a vencimientos y no tener que acudir al financiamiento en pesos donde las tasas llegan a 75% anual.

Lo cierto es que, en el mercado de bonos de la deuda, los negocios casi se triplicaron a $24.548 millones. Sin embargo, el comportamiento de los bonos en dólares no acompañó la suba del billete. El Bonar 2024, el título de referencia, perdió 1% y el Bonar 2020, quedó sin cambios.

La situación hizo que el riesgo país suba 1,69% a 784 puntos básicos. Parte de la suba, se debe a que la tasa de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años con la que se compara a los bonos argentinos, aumentó a 2,90%.

La Bolsa, con negocios por $1.112 millones, perdió nada menos que 4,10%. El derrumbe de los bancos fue crucial. Macro (-10,78%), Galicia (-9,74%) y Supervielle (-5,14%) marcaron la decadencia de la Bolsa. Los inversores no esperan ganancias de las entidades en este momento de la economía. Las empresas de gas y electricidad que tienen sus tarifas atrasadas y escasas posibilidades de recuperar su valor real, también fueron víctimas de la susceptibilidad de los inversores.

Edenor (-10,77%), CEPU (-7,23%), Distribuidora de Gas Cuyana (-7,59%) y Transener (-4,25%), fueron las más afectadas. Las subas correspondieron a un puñado de acciones: Telecom (+ 3,69%), Tenaris (+2,48%), YPF (+1,43%) y Loma Negra (+0,71%).

En Wall Street la caída de los ADR’s argentinos, certificados de acciones que cotizan en dólares, fue encabezada por Edenor (-16%) seguida de Banco Macro (-15,4%).

El resultado de las negociaciones con el FMI puede ser clave. Pero al mercado hay que observarlo día a día, porque no deja de sorprender. Su reacción a los anuncios y negociaciones en el último tiempo no ha sido la esperada. En la vida –y la economía, claro, es parte de la vida– a este comportamiento se lo suele llamar “falta de fe”. (Infobae)

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