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Jim Yong Kim en el G20: “En la Argentina, los debates deberían ser menos ideológicos”

Jim Yong Kim en el G20: “En la Argentina, los debates deberían ser menos ideológicos”

11:10 Nació en Corea del Sur, vivió en Estados Unidos y también en Perú; estudió Medicina, es antropólogo social y una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time. Jim Yong Kim tiene en su currículum otro hito más: fue el primer presidente del Banco Mundial en visitar la Argentina tras 25 años de ausencia. Y lo hizo dos veces en menos de dos años. No es una casualidad, sino una convicción. En una entrevista exclusiva con LA NACION, afirma que “confía en esta administración y en las reformas que encara”. Anticipa también sus desvelos: las discusiones perimidas que cada tanto regresan en América Latina y el nuevo orden mundial que surge tras las diferencias entre Estados Unidos y China. La entidad que lidera tiene dos objetivos bien claros: eliminar la pobreza extrema a más tardar en 2030 y promover la prosperidad, con especial foco en el 40% más pobre de la población de los países en desarrollo.

Por: José Del Rio
-¿Cuál es su análisis sobre la situación económica que atraviesa América Latina?

-Hace no más de ocho meses estábamos diciendo cosas como que la economía se ve muy bien. Mi buena amiga Christine Lagarde , del FMI , dijo: “El sol está brillando, es momento de reparar el techo”. Pero el sol no está brillando tanto para toda la economía mundial. Vemos la mayoría de los riesgos por el lado negativo. Hemos reducido los pronósticos de crecimiento global, y eso incluye América Latina. Hay mucha incertidumbre ahora -fundamentalmente por la tensión comercial entre China y Estados Unidos- y una de las cosas que suceden con estas situaciones es que caen las tasas de inversión. La inversión como porcentaje del PBI se ha retraído en todo el mundo y mucha gente se retira y quiere ver qué sucede.

-¿Qué puede ocurrir entre China y Estados Unidos en el marco del G-20 ?

-Lo que sabemos con certeza es que ese tipo de tensiones, que se hable de guerra comercial, no es algo bueno para el mundo. Pero puede haber algunas oportunidades. Los aranceles y las tensiones comerciales pueden ofrecer algunas oportunidades para la Argentina, pero eso es en el corto plazo. En el largo plazo estas tensiones no son buenas para nadie.

-¿Cómo incide la situación de las tasas a nivel global?

-Estamos preocupados porque en un período de incertidumbre la Fed [Reserva Federal de los Estados Unidos] ha dado señales de que va a haber un aumento más de la tasa de interés este año. No estamos seguros de cuántos incrementos va a haber el año próximo. Puede haber dos o tres.Lo que puede pasar para los países latinoamericanos es que, cuando hay incertidumbre y la tasa sube, el acceso al capital podría volverse más difícil. Y eso vale para América Latina y para la Argentina en particular.

-¿Cuál es para usted la agenda de prioridades para la Argentina ?

-Hay muchas cosas en las que los países latinoamericanos y la Argentina pueden concentrarse ahora mismo. Lograr marcos macroeconómicos sólidos y estables, de modo que uno no solo hace lo correcto para la economía, sino que también da confianza al resto del mundo. Eso es muy importante. También es un momento para pensar en cómo ha estado invirtiendo América Latina en su gente. Acabamos de publicar un índice de capital humano y por eso, al mismo tiempo que estamos preocupados por la incertidumbre y por el potencial de que las tasas de la Fed generen dificultades en el acceso a los mercados de capitales, vemos la necesidad de reformas, justamente del tipo que está encarando la Argentina, en toda la región.

-La situación en la región atraviesa fuertes cambios…

-Durante el boom de las commodities, cuando China estaba creciendo tan aceleradamente, América Latina hizo algunas cosas realmente maravillosas. Redujo la desigualdad y también creó una clase media en expansión. Creo que lo más importante ahora, en este período en el que las cosas se van a poner más difíciles, pasa por varios procesos en curso. Hay tensiones comerciales, pero también hay un fin del ciclo de negocios. Pero América Latina necesita mirar las cosas y decir: nuestro éxito es la reducción de la pobreza, nuestro éxito es el desarrollo de la clase media, no podemos retroceder. Si uno analiza nuestros préstamos a la Argentina, hemos armado un programa de US$3000 millones. Hemos aumentado nuestro apoyo al país muy rápido. Mucho más rápido que en cualquier otro país con el que yo haya estado involucrado en mis seis años y medio como presidente del Grupo del Banco Mundial. Y la razón por la que hemos hecho eso es que creemos en esta administración, creemos en el proceso de reformas. Pero, además, de los US$3000 millones que aportamos en estos pocos años, US$2000 millones son para proteger a los más pobres. Para proteger a los que más podrían verse perjudicados en el contexto del tipo de reformas que se están dando.

-¿A qué se refiere concretamente?

-En los períodos de dificultades económicas la gente rica siempre puede protegerse. Es importante proteger a los pobres.

-¿Por qué considera tan importante construir una gran clase media?

-En primer lugar, es bueno que la gente no viva en lo que algunos llaman el “precariato”, una combinación entre precariedad y proletariado. La esperanza es que la clase media esté en una situación de menos precariedad. Y eso es algo bueno. Pero otra manera de verlo es que si uno mira a América Latina y ve qué tanto del crecimiento se ha basado en la exportación de materias primas, ahora tiene que ir por otra senda. Entonces, si uno tiene una creciente clase media que tiene aspiraciones mucho más altas para sus hijos, de mejor educación, de otros tipos de educación -se pueden dedicar a las ciencias, la tecnología, la matemática-, de ahí va a venir el crecimiento en el futuro. Acabo de estar en China. Fui a una de sus provincias más pobres, Guizhou, donde ellos redujeron la pobreza de un 30% a un 8% en solo cinco años. Lo hicieron en una provincia casi exclusivamente agropecuaria. Lo que sucedió es que Alibaba y el gobierno actuaron juntos, ambos dieron subsidios muy orientados. Y lo que era una provincia muy pobre se convirtió en una meca del comercio electrónico.

-¿Es posible eso en la Argentina?

-Sí, absolutamente. Volviendo a la cuestión original, se necesita de una clase media con grandes aspiraciones que mire al mundo, que piense en nuevas formas de crecimiento económico. Creo que eso va a ser el futuro. América Latina ha invertido mucho en educación en los últimos diez, veinte, treinta años. Pero los resultados no han mejorado demasiado.

-En su pasado usted fue muy crítico de los roles de los organismos multilaterales…

-Yo soy doctor en Medicina y he sido un activista. Hace veinte años yo fui parte de un movimiento que se llamó “50 años son suficientes”. Estábamos tratando de cerrar el FMI y el Banco Mundial en su 50º aniversario, que fue 1994. Pero desde entonces por supuesto mi visión ha cambiado completamente. Pero la razón por la que éramos tan críticos del Banco Mundial y el FMI es que la ideología, al menos para mucha gente, era que uno invertía en la salud y la educación después de que se había hecho rico. Nosotros sosteníamos que eso no funcionaba. Por lo que queríamos demostrar a todos lo estrechamente correlacionadas que están la salud y la educación con el crecimiento económico. Hicimos un trabajo extenso tomando cuatro factores: retraso infantil, mortalidad infantil, mortalidad adulta y algo que llamamos años de escolaridad ajustados por el aprendizaje, basado en las pruebas que se hacen en todos estos países.

-¿Qué resultados obtuvieron?

-La Argentina se ubica en el lugar 62º de 157 países. Ocupa el segundo lugar en América del Sur. Chile se ubica en un puesto más alto, en el puesto 45º. No está mal. Pero si no se invierte de manera mucho más agresiva en educación y salud de mayor calidad, será difícil para la Argentina competir en la economía del futuro.

-¿Cree que el populismo puede volver a la región?

-Los argumentos ideológicos respecto de si debemos ser capitalistas o socialistas o si debemos optar por salir del sistema capitalista global y hacer las cosas a nuestro modo son debates académicos. Yo fui presidente de una universidad y tuvimos esos debates en los seminarios. Pero lo bueno de eso es que esos debates jamás se convierten en políticas efectivas. Aquí, en América Latina, a menudo se convierte en política. Y lo que hemos estado intentando decir es que si quieren saber cómo piensa el resto del mundo sobre el capitalismo de mercado global, miren a los países que son comunistas, China y Vietnam. Mis conversaciones con los chinos y los vietnamitas nunca son sobre socialismo versus capitalismo. Entienden que para hacer crecer la economía, sacar a la gente de la pobreza, crear empleos, tienen que encontrar la manera de insertarse en el sistema global de mercado capitalista de la manera más efectiva.

-Y en nuestro país…

-Es solo en países como la Argentina donde tenemos estos debates incorpóreos, que están completamente desconectados de la realidad del mundo exterior.

-Es anticuado…

-No solo es anticuado. Es algo desconectado de la realidad del mundo. Yo soy doctor en Medicina y una de las cosas que le dije a mi equipo cuando vine al Grupo del Banco Mundial es que necesito aprender de ellos sobre finanzas y espero ser un estudiante muy atento. Pero una de las lecciones que quiero aportar de la medicina son los abordajes basados en evidencias de todo lo que hagamos. La realidad es que si uno hace cosas locas, si uno no tiene un marco sano, si uno comienza a estatizar compañías, el mercado responderá. Y puede haber incidentes como que los costos del crédito para la Argentina pueden subir 60%. Lo que querría decirle al pueblo es que tengan estos debates, pero consigan nuevos datos.

Miren lo que está sucediendo en China: inteligencia artificial, robótica y comercio electrónico. Si uno reparte el botín de una economía que se reduce, eso va a ser malo para todos. El presidente Xi Jinping dijo que el mercado global es el vasto océano en el que todos nadamos. No se puede detener el flujo del comercio, de las ideas, de gente, de capital. Esto es lo que dijo el presidente del Partido Comunista más grande del mundo. Esa es la realidad, y yo esperaría que las conversaciones en la Argentina y en otras partes fueran menos ideológicas y más basadas en evidencias. (La Nación)

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