Brasil, en estado de shock por la matanza de ocho personas en una escuela

09:30 – Dos ex alumnos atacaron a tiros a estudiantes, maestros y empleados, y luego se suicidaron; Bolsonaro, que impulsa la liberalización del uso de armas, calificó el hecho de “monstruosidad”

Por: Alberto Armendáriz

Brasil, uno de los países más violentos del mundo, quedó ayer en shock tras la matanza de ocho personas en un colegio de la localidad paulista de Suzano, donde dos jóvenes ex alumnos fuertemente armados y enmascarados dispararon a mansalva contra estudiantes y maestros, quitándose luego la vida al llegar la policía.

Era el horario del primer recreo del día cuando los atacantes, identificados luego como Guilherme Taucci, de 17 años, y Luiz Henrique de Castro, de 25, ingresaron al patio de la escuela secundaria Profesor Raúl Brasil con el propósito de matar a la mayor cantidad posible de personas. Iban vestidos casi por completo de negro y llevaban un revólver calibre 38, cuatro cargadores, cócteles molotov, hachas, cuchillos, una ballesta, un arco, flechas y una caja con cables que simulaba ser una bomba.

Antes de llegar al colegio habían pasado por una concesionaria de autos cercana, propiedad de un tío de Taucci, donde asesinaron a balazos al dueño y robaron un auto, con el que se dirigieron luego al colegio; en la escuela ejecutaron a cinco alumnos -de entre 14 y 16 años- y a dos coordinadoras pedagógicas. Unas 20 personas resultaron heridas. Por la noche, nueve quedaron internadas en hospitales, dos de ellas en estado de gravedad.

El coronel Marcelo Salles, de la Policía Militarizada, relató que solo había estudiantes de secundario y que “los alumnos del centro de lenguas se encerraron en la sala con la maestra al escuchar los disparos”.

El ruido de los primeros disparos en el colegio desconcertó a todos en el establecimiento educativo del centro de Suzano, que alberga a más de mil estudiantes y un centenar de empleados adultos. Pero cuando se dieron cuenta de qué ocurría el terror se apoderó del lugar.

“Estaba saliendo cuando oí el ruido de una explosión. Pensé que eran los chicos que siempre tiran bombitas, pero después oí otras diez, quince explosiones y me di cuenta de que eran tiros. Todo el mundo estaba gritando. Entonces regresé al baño para protegerme, había otras diez personas ahí escondidas. Nos quedamos todos asustados, rezando para sobrevivir”, contó la alumna María Paula Guimarães de Lima, de 16 años.

Varios chicos lograron salir corriendo por el portón principal y alertar a la policía, otros consiguieron salvarse escalando los muros y saltando a la calle. Un numeroso grupo de estudiantes y profesores buscaron refugio en la cafetería, donde trancaron las puertas y se tiraron al piso mientras los agresores recorrían la escuela.

“Fue desesperante. Pero teníamos que mantener la calma porque había que cuidar a los chicos. Sin embargo, también sentíamos pánico”, contó la cocinera Silmara Moraes.

Un vecino del colegio, el jubilado Horacio Pereira Nunes, escuchó los disparos y cuando se asomó por la ventana vio una estampida. “La policía no tardó en llegar”, afirmó. El lugar fue aislado mientras la noticia se difundía y decenas de padres agobiados intentaban obtener información sobre sus hijos.

Inicialmente, las autoridades indicaron que los atacantes se suicidaron al llegar la policía, pero el secretario de Seguridad del estado de San Pablo, João Camilo Pires de Campos, apuntó luego que los jóvenes tenían un pacto sobre cómo reaccionar: Taucci mató a De Castro y luego se suicidó. Las primeras investigaciones disponibles no revelaron las causas del ataque.

“Es la gran cuestión que queremos resolver: cuál fue la motivación de estos dos exalumnos”, dijo Pires de Campos, y apuntó que Taucci había dejado el colegio el año pasado después de tener varios problemas.

El secretario agregó que se realizaron allanamientos en las casas de los dos asesinos, que eran grandes amigos desde hacía mucho tiempo a pesar de su diferencia de edad y tenían fama de ser muy retraídos y nerviosos. Allí se descubrió que desde hacía tiempo habían estado buscando información en internet sobre masacres escolares en Estados Unidos, donde son se han vuelto tan comunes.

Pese a que Brasil tiene la cifra más alta de homicidios anuales en todo el mundo, aquí este tipo de matanzas son infrecuentes. El más grave de estos casos ocurrió en 2011, en una escuela de Realengo, un barrio de Río de Janeiro, donde un exalumno mató a 12 estudiantes y luego se suicidó.

El episodio de ayer es el primero que ocurre durante la presidencia de Jair Bolsonaro, que es un gran impulsor de la liberalización del uso de armas de fuego (ver aparte). Luego de mantenerse en silencio durante casi todo el día, por la tarde, al tomar conciencia del impacto social que había generado la matanza de Suzano en el país, Bolsonaro expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y calificó de “inhumano” el ataque. “Una monstruosidad y cobardía sin tamaño. Que Dios conforte el corazón de todos”, escribió en su cuenta de Twitter.

Por su parte, el gobernador de San Pablo, João Doria, declaró tres días de luto en el estado. “Es la escena más triste que he visto en mi vida”, dijo el gobernador tras visitar la escuela y acompañar a los familiares de las víctimas a reconocer los cuerpos de sus seres queridos en la morgue.

En medio de la conmoción nacional, el presidente del Supremo Tribunal Federal, José Antonio Dias Toffoli, advirtió que hechos de violencia como los ocurridos en Suzano no pueden ser parte de la cultura brasileña. “No podemos aceptar que el odio entre en nuestra sociedad”, resaltó el juez de la Corte Suprema. (La Nación)

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