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Las protestas en Hong Kong se vuelven violentas y un grupo toma el Parlamento

Las protestas en Hong Kong se vuelven violentas y un grupo toma el Parlamento

07:55 – Por primera vez activistas radicales ingresaron al recinto y provocaron destrozos; fue durante el 22° aniversario de la devolución de la excolonia británica a China

Luego de días de relativa calma, la tensión volvió ayer a Hong Kong y escaló a niveles sin precedente. Por primera vez en la historia, activistas radicales tomaron a la fuerza el Parlamento y generaron destrozos, tras una marcha pacífica que exigía reformas democráticas.

La excolonia británica es escenario desde hace semanas de un movimiento de protesta histórico contra un controvertido proyecto de ley destinado a autorizar las extradiciones a China continental. Pero en los últimos 15 días, tras algunas concesiones de la jefa de gobierno Carrie Lam, una cierta calma había vuelto a la ciudad.

Ayer, en el 22° aniversario de la retrocesión de Hong Kong a China, se vivieron escenas de caos y violencia sin precedente en la ciudad.

Tras los disturbios, en una inusual conferencia de prensa a las 4 de la mañana, Lam dijo que estaba “enojada y entristecida por la violencia y el caos”. También se mostró dispuesta a comunicarse con todos los sectores.

Horas antes, mientras que una marea de manifestantes vestidos de negro desfilaban pacíficamente bajo un sol sofocante para reclamar como cada año reformas democráticas, otros irrumpieron en el Consejo Legislativo (LegCo), el Parlamento local, en el corazón del territorio semiautónomo.

Los manifestantes recurrieron a barras metálicas, tenazas gigantescas y todo lo que tenían al alcance de la mano para derribar las puertas vidriadas del edificio e irrumpir en el recinto principal del Parlamento. Allí, arrancaron los retratos de los dirigentes de la ciudad y pintaron grafitis con pintura negra en los muros. “Hong Kong no es China”, proclamaba una de las consignas.

“No hay amotinados violentos, solo hay tiranía”, decía una bandera desplegada por los manifestantes, que pintaron también dibujos obscenos y vandalizaron pantallas.

Los manifestantes eran en su mayoría jóvenes, tenían el rostro cubierto, llevaban cascos y paraguas para protegerse de posibles disparos de balas de goma y gases lacrimógenos.

Solo se retiraron cuando los policías advirtieron en la noche que iban a usar la “fuerza necesaria”, replegándose en las calles aledañas. Luego, las fuerzas del orden lanzaron salvas de gases lacrimógenos.

Desde hace semanas Hong Kong está inmersa en una ola de protestas multitudinarias y violencia política de tono ascendente debido a un intento del gobierno de modificar las leyes de extradición, lo que permitiría que los sospechosos sean enviados a China para ser juzgados.

La normativa, duramente cuestionada por una mayoría de hongkoneses y cuyo debate fue suspendido indefinidamente, aumentó los temores de que este territorio semiautónomo devuelto a Pekín por Gran Bretaña el 1° de julio de 1997 pierda una serie de libertades de las que gozan sus ciudadanos bajo la modalidad “un país, dos sistemas”.

Esta modalidad fue requisito para el acuerdo Londres-Pekín previo a la devolución de la isla y deberá aplicarse a la antigua colonia durante 50 años.

Las protestas comenzaron en junio. Una primera gran manifestación, el 9 de junio, reunió a un millón de personas, según los organizadores, para protestar contra el proyecto de ley de extradición,

Luego, tras la represión policial en una marcha del 12 de junio las demandas se ampliaron. Desde entonces, los manifestantes exigen también la dimisión de Lam, que no se presenten cargos contra los detenidos en esas protestas y una investigación independiente sobre el comportamiento policial aquel día. Las disculpas de Lam y la suspensión de la ley trajeron cierto alivio de la tensión, pero las manifestaciones continuaron.

Cada vez más frustrados por lo que consideran una falta de respuesta del gobierno, los manifestantes ahora reclaman una reforma del sistema de democracia indirecta, que impide que los ciudadanos elijan a los candidatos a primer ministro, y el sufragio universal. No reclaman independencia, pero sí conservar el sistema de libertades con el que han crecido.

La gran incógnita es qué ocurrirá a partir de hoy. La ocupación del Parlamento carece de precedente y los destrozos han sido numerosos. Pekín no va permanecer indiferente y los manifestantes aseguran que no van a retroceder.

De hecho, ayer los manifestantes no se declaraban arrepentidos. “No nos quedaba otra opción. Estamos aquí para protestar contra el poder autoritario”, aseguraba en el Parlamento un joven que negó a identificarse.

Cada vez más hongkoneses tiene la impresión de que China aumenta su control sobre este territorio semiautónomo. “No estoy de acuerdo con la violencia. Pero el gobierno no nos da alternativa. No nos queda otra que luchar”, resume Cheung, una publicista de 24 años.

“Sabemos que violamos la ley, pero no tenemos alternativa”, concluye. (La Nación)

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