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Servicio Cívico Voluntario: para los jóvenes representa una salida de barrios violentos

Servicio Cívico Voluntario: para los jóvenes representa una salida de barrios violentos

09:00 – Con expectativas y dudas, varias decenas de adolescentes se acercaron ayer al Comando de Región I de la Gendarmería Nacional. En esa unidad instalada en Campo de Mayo funcionará uno de los centros del Servicio Cívico Voluntario en Valores, un ciclo de talleres formativos enfocado en jóvenes que enfrentan diferentes situaciones de vulnerabilidad social y que es impulsado por el Ministerio de Seguridad. Ayer fue la primera jornada de inscripción presencial para este programa, que suma 22.000 postulantes para 1200 vacantes.

Por: Belisario Sangiorgio

“Me parece una idea bárbara para poder salir un poco del ambiente que hay en mi barrio; es una situación horrible”, comentó Priscila, una adolescente de 16 años que llegó acompañada por su padre, Marcelo, a la unidad instalada en Campo de Mayo. El interés de encontrar una posibilidad para dejar atrás los peligros de las calles impulsó a varios de los jóvenes. El padre de Priscila explicó la situación de su familia y, sin saberlo, trazó un panorama que se repitió en otros testimonios: “Ella dejó la escuela porque había droga, peleas con cuchillos, muchos problemas de violencia. Nosotros venimos desde el partido de San Martín, y el ambiente está muy jodido en todos los colegios del Estado. Yo no puedo pagar una institución privada, así que opté por resguardarla y sacarla de ese colegio; le dije que -mientras tanto- estudie oficios y participe en este programa, que me parece una gran alternativa. Es una buena alternativa para los jóvenes”.

Facundo llegó desde José C. Paz. Tiene 19 años y sabe que dejar la escuela fue un error grave; ahora, la mirada de su familia le pesa, y quiere tener otra oportunidad: “Me inscribí en este programa para darle un buen ejemplo a mis hermanitos, que tienen diez y doce años. Quiero estar ocupado, y este programa es un punto medio; no me siento obligado a entrar en ninguna fuerza, pero tampoco quiero estar en la calle”. Junto a él, su madre agregó: “Él está creciendo y si -por ejemplo- le niegan un trabajo, su autoestima puede verse afectada. Con este programa pueden fortalecer psicológicamente su confianza. Nos enteramos de la iniciativa a través de un noticiero y nos pareció algo bueno”.

Distinta es la historia de Lucas, que creció en la zona norte del conurbano, en Benavídez. Tiene 17 años y viajó durante casi dos horas hasta Campo de Mayo. Su padre, un exinfante de Marina, lo alentó a inscribirse. El joven sí desea hacer una carrera en las Fuerzas Armadas o en las fuerzas de seguridad, decidió comenzar el Servicio Cívico Voluntario en Valores como un primer paso hacia ese objetivo: “Yo todavía estoy en la escuela. Me siento muy bien, contento por poder empezar. Le dije a mis amigos, muchos no quisieron venir, pero en mi grupo de la iglesia la mayoría se va a inscribir”.

La idea de tomar este servicio cívico como una plataforma para proyectar una carrera en la Gendarmería también acercó a varios adolescentes hasta el puesto de inscripción, aunque esa no es la propuesta oficial. Dos chicas de 16 y 17 años comentaron que desde pequeñas tenían pensado incorporarse a las fuerzas de seguridad, y consideraron que esta propuesta podría prepararlas para ingresar en la escuela de oficiales de la Gendarmería. “Mis padres están muy contentos”, dijo una de ellas. Ambas viven en un barrio humilde de San Martín, donde los jóvenes tienen que moverse en grupos de cuatro o cinco personas para evitar asaltos en el trayecto hacia la escuela.

La mayoría de los adolescentes viajó durante más de una hora para poder inscribirse. Ese fue el caso de Diego Jesús Leiva, de 16 años, que llegó allí desde un barrio alejado de la localidad bonaerense de José C. Paz; junto a él -que esperaba a dos amigos- estaban también su abuela, y su madre, María, que dijo a LA NACION: “No quiero que mi hijo esté en la calle, con drogas. Él nunca fumó, nunca tomó alcohol ni se juntó con adultos. Lo trajimos para salvarlo de todo lo que hay en la calle; confiamos en este programa”.

Junto a esta familia, otra chica hacía la fila para postularse. Yamila tiene 18 años y viajó desde la zona sur del conurbano. Consultada sobre los motivos que la llevaron a considerar esta iniciativa, explicó: “Yo estaba terminando la escuela en Lomas de Zamora, pero asaltaban a las personas en la puerta del colegio. Por miedo a que me maten en un robo, mi papá me dijo que no vaya más a las clases. Pienso terminar mis estudios y seguir una profesión, y también voy a tomar los talleres que se dictan acá”.

Más allá de las expectativas y dudas de los chicos, Daniel Barberis, coordinador nacional del programa, explicó a LA NACION la intención que llevó a diseñar este plan: “Queremos que los chicos aprendan una cultura de paz. No es una idea para militarizarlos, sino para tender puentes con jóvenes que se han alejado, o que han sido alejados, de la sociedad. Este programa, que fue pensado y debatido durante un año con especialistas en educación, busca reinsertar a los jóvenes en el mundo del estudio y del trabajo”.

Además de la unidad en Campo de Mayo, hubo interesados que se anotaron en las sedes dispuestas en Ciudad Evita, Mercedes, Santiago del Estero, Córdoba y Río Negro. En la mayoría de los casos, los jóvenes fueron acompañados por familiares. “Estoy segura de que le irá muy bien”, dijo la madre de un chico de 17 años que esperan conseguir una de las vacantes.

Un plan piloto para fomentar la orientación vocacional en oficios

El Servicio Cívico Voluntario en Valores es una propuesta elaborada por el Ministerio de Seguridad de la Nación para contener a los adolescentes que no estudian ni trabajan. La primera etapa será un plan piloto con 1200 vacantes que apuntará, fundamentalmente, a la orientación vocacional, implementándose en módulos de doce semanas. Las autoridades nacionales aclararon que no es un plan de escolarización ni un programa de subsidios, sino una posibilidad para la formación de aquellos que hoy no encuentran lugar en el mundo educativo ni laboral. La ministra Patricia Bullrich aclaró que en la segunda etapa, que comenzará en enero próximo -elecciones mediante-, se buscará dar apoyo para la finalización de los estudios regulares. En ese período a iniciarse el año próximo se contarán con 20.000 plazas y a mediados de 2020 la expectativa oficial es que el programa alcance a 100.000 aspirantes.

La metodología de trabajo, según se adelantó, será el “aprendizaje basado en proyectos”, que “permite el desarrollo de la creatividad, la colaboración, la comunicación y el espíritu emprendedor”. Las temáticas de los talleres serán: Promoción para la salud (seis horas cátedra), Liderazgo y trabajo en equipo (dos horas cátedra), Construcción de la ciudadanía (ocho horas cátedra), Prevención y reducción de riesgos ante situaciones de desastres y/o catástrofes (seis horas cátedra), Orientación vocacional e inmersión al mundo educativo y laboral (cuatro horas, durante 12 semanas).

Los talleres estarán a cargo de personal profesional del Instituto Universitario de Gendarmería Nacional Argentina (Iugna), formadores del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), del Área de Coordinación de Diseño Curricular y Articulación de la Subsecretaría de Formación y Carrera del Personal de las Fuerzas de Seguridad.

Para los funcionarios nacionales se trata de una alternativa que no reemplaza el aprendizaje escolarizado, pero que puede impulsar prácticas de estudio en los adolescentes y de esa manera se fomentaría el regreso de esos jóvenes a la escuela.

La Gendarmería fue elegida como sustento del plan piloto de este programa, pero el año próximo se buscaría agregar a otros actores políticos y sociales, por lo que se generarían acuerdos con provincias y municipios. (La Nación)

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