Por: Candela Ini
En momentos de plena actividad judicial es frecuente encontrarla fumando un cigarrillo en el lateral izquierdo del edificio de los tribunales federales de Comodoro Py. Quienes no transitan los pasillos judiciales la identifican, tal vez, por los extensos e incendiarios hilos que publica en su cuenta de Twitter, o por las columnas que publica los domingos en el sitio El Cohete a la Luna, de Horacio Verbitsky.
Designada directora de Asuntos Jurídicos en el Senado, Graciana Peñafort es la abogada elegida por la vicepresidenta Cristina Kirchner en la Cámara alta para sus batallas jurídicas. Algo así como su arquitecta legal predilecta.
Peñafort redactó el planteo presentado por Cristina para que la Corte Suprema se expidiera “de modo urgente y mediante un trámite sumarísimo” sobre la validez de eventuales sesiones remotas del Senado, y acusó al presidente de ese tribunal, Carlos Rosenkrantz, por no tratar el tema , de querer defender a las 12 mil grandes fortunas que deberían pagar el impuesto a la riqueza que el oficialismo pretende aprobar en el Congreso.
“Rosenkrantz no quiere que salga el impuesto [a la riqueza]”, dijo a través de su cuenta de Twitter con un estilo ajeno a los modos habituales de la Corte. Acusó, así, al máximo Ttribunal de “cachivachismo”. También apuntó contra el procurador general de la Nación, Eduardo Casal, que ayer dictaminó que la Corte debe desestimar ese planteo.
Peñafort cerró su argumentación en Twitter planteando un crudo desafío al máximo tribunal. “Es la Corte Suprema quien tiene que decidir ahora si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o con razones. Porque la vamos a escribir igual”, advirtió, para cerrar con una mención rockera: “Como cantan los Redondos: ‘Fijate de que lado de la mecha te encontrás'”.
La presentación ante la Corte fue objetada tanto por dirigentes de la oposición así como también por juristas afines al kirchnerismo, como el propio exministro de la Corte Raúl Zaffaroni, que dijo en diálogo con Página 12 que “se trata de una cuestión política no judiciable”.
“Entre las 15 y las 17 horas, si no te atiendo, mejor no insistas”, dice Peñafort. Vive en Buenos Aires desde el año 2007, pero duerme la siesta sanjuanina todos los días. Dueña de un tono amigable y a la vez confrontativo, objeta públicamente el desempeño de funcionarios judiciales. Fue crítica, cada vez que pudo, del juez Claudio Bonadio, que le había prohibido a Héctor Timerman viajar a tratarse a Estados Unidos cuando sufría de cáncer.
En enero de 2018 pidió la excarcelación del excanciller y dijo que no se iría de los tribunales de Comodoro Py sin que se la concedieran. El juez de feria Sergio Torres le concedió la libertad. “Sentía que se me moría a mí”, suele decir Peñafort cuando se refiere a ese episodio.
Otro juez con despacho en Comodoro Py, al que Peñafort se refirió muchas veces en sus columnas, dijo a este medio: “Es bravísima, pero es buena abogada”.
La abogada peronista, de 43 años, se formó en la rama del derecho administrativo y tuvo una participación clave en la redacción de la Ley de Medios, como funcionaria de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) durante la gestión del exvicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto. Se fue de ese organismo cuando lo comandó Martín Sabatella, pero luego fue convocada nuevamente para ser una de las espadas jurídicas del Gobierno ante la Corte Suprema.
Ganó visibilidad cuando defendió ese proyecto ante el máximo tribunal, en 2013. Con tan solo 36 años, respondió 36 cuestionamientos de la Corte sobre la constitucionalidad de algunos artículos de la iniciativa.
Comenzó a litigar en el fuero penal cuando asumió la defensa del excanciller Héctor Timerman, en la causa por el memorándum de entendimiento con Irán. Se asoció con el abogado Alejandro Rúa, a quien conoció cuando ardía la batalla del gobierno kirchnerista con el Grupo Clarín. Defendieron, además, a Cristina Kirchner en primera instancia en ese mismo expediente.
El tándem Rúa-Peñafort lleva adelante, también, la defensa del exvicepresidente Amado Boudou, así como la de Roberto Baratta, mano derecha de Julio de Vido en el Ministerio de Planificación Federal. En 2019, apenas se conoció la fórmula del Frente de Todos, Peñafort se convirtió en apoderada del partido, junto a Jorge Landau. También es apoderada de la Provincia de Santa Cruz ante la Corte Suprema.
“Lo que se ve hoy de Graciana es lo que se vio de ella desde que se la conoció públicamente, en esa audiencia ante la Corte. Siempre se destacó por lo mismo, es una persona irreverente, joven, que no sigue los cánones más tradicionales de los abogados. Eso, junto con su formación académica, la vuelve una abogada excelente”, dijo a LA NACION Alejandro Rúa.
Apenas comenzó la actividad parlamentaria, Peñafort dejó por un momento su rutina como defensora de exfuncionarios: denunció a la exvicepresidenta Gabriela Michetti y a su exsecretario administrativo por presuntas negociaciones incompatibles con la función pública y por defraudación al Estado a través de la adjudicación irregular de obras a una empresa rosarina para refaccionar el edificio del Senado. (La Nación)
A ese parásito no le pagamos acá en la provincia cuando perdieron junto al otro parásito de pietragalla