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Sin un líder claro, la UCR debate su futuro y discute cómo posicionarse frente al Gobierno

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Roberto Giubetich es la muestra más vívida de que el cinismo y la mentira no es privativo del kirchnerismo audaz
Con fuertes críticas al Gobierno, la UCR decidió seguir en Cambiemos

Por: Matías Moreno

La inédita crisis desatada por el coronavirus encuentra a la UCR, uno de los pilares de Juntos por el Cambio (JxC), bajo el liderazgo de varias cabezas. Gobernadores, intendentes y jefes parlamentarios de la estructura radical tienen diferentes posturas frente a la Casa Rosada en la emergencia.

En el terreno radical conviven dirigentes de peso, como Alfredo Cornejo, Gerardo Morales, Martín Lousteau y Mario Negri . Los referentes de la UCR están atentos a los gestos de Fernández para dividir a la oposición y coinciden en la necesidad de evitar fisuras, mantenerse en Juntos por el Cambio y postergar las definiciones de liderazgo.

En paralelo, buscan encontrar un equilibrio en el vínculo con el Gobierno. “Colaborar y controlar”, resumen en el espacio. Por un lado, se jactan de haber adoptado una postura “responsable” frente a las medidas sanitarias del Ejecutivo y destacan el apoyo al Presidente en la negociación con los bonistas por la deuda. Por otro lado, advierten sobre la concentración de poder de Fernández y el avance del kirchnerismo con la “excusa de la pandemia”. Por ejemplo, con el otorgamiento de los superpoderes al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero . Para Cornejo, presidente de la UCR, hay una “mirada unificada” en el partido sobre cómo debe administrarse la crisis. “Con un énfasis distinto, todos consideran que no es incompatible una estrategia sanitaria con la economía”, dice a LA NACION.

Luis Naidenoff, jefe del interbloque de JxC en el Senado, subraya que están “dispuestos a dialogar y concertar con el Presidente, pero de una manera seria y responsable”.

“Mientras la sociedad está aturdida por la salud, el kirchnerismo arrasa con todo -resalta Naidenoff-. Ahí debe estar el radicalismo, no discutiendo liderazgos, sino cohesionando la fuerza para defender a las instituciones”.

Apenas estalló la emergencia por el Covid-19, Cornejo alertó a sus correligionarios sobre la concentración de poder en el Poder Ejecutivo. En sus pronunciamientos públicos, suele disparar con dureza contra el Gobierno, lo que contrasta con los elogios de Morales a Fernández.

El diputado nacional y exgobernador de Mendoza, que aspira a competir por la presidencia en 2023, se muestra en sintonía con Lousteau, del ala de Enrique “Coti” Nosiglia, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta , que lidera el sector dialoguista del Pro. Cercano al titular de la UCR, el diputado nacional Federico Zamarbide (JxC-Mendoza) opina que Cornejo y Lousteau “tienen la misma visión sobre la necesidad de construir un Estado inteligente”.

Pese a las diferencias con el macrismo, el diputado nacional Emiliano Yacobitti (JxC-CABA), uno de los armadores de Lousteau, cree que la permanencia de la UCR en la coalición con el Pro y la Coalición Cívica ya no es materia de discusión. “El principal mandato que nos dio el 41% que nos votó es seguir juntos -remarca Yacobitti-. Hay que colaborar, mientras controlamos”.

Daniel Salvador, titular de la UCR de Buenos Aires, coincide con priorizar la unidad: “El objetivo es fortalecer al partido y a Cambiemos. Eso está fuera de discusión”, sostiene el exvice de María Eugenia Vidal, que integra el grupo de radicales que no reniegan del macrismo.

El intendente de San Isidro, Gustavo Posse, aspira a suceder a Salvador como líder del radicalismo bonaerense. Pero con un perfil distinto: crítico del Pro, reclama mayor protagonismo de la UCR en JxC. Así, se posiciona en línea con el reclamo del grupo Lousteau-Nosiglia.

El desafío de los gobernadores

La parálisis económica ahoga las arcas provinciales. Ante la brutal caída de la recaudación -superó el 40%-, los gobernadores radicales necesitan convivir en armonía con Fernández. A su vez, deben coordinar medidas para evitar que se dispare la cifra de contagios y muertos en sus distritos. Ese vínculo con el poder central provoca tensiones naturales, según la visión de varios caciques radicales. Un legislador con amplia trayectoria se muestra comprensivo con Morales (Jujuy), Rodolfo Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes): “Las cuentas públicas están destruidas y no saben cómo pagar los salarios. Hay que estar en sus zapatos”.

La semana pasada, el gobernador de Jujuy se volvió a mostrar alineado con la estrategia de la Casa Rosada para combatir el virus: “Los que se sienten incómodos con esta posición de respaldar las medidas oficiales tienen que ir al psicólogo”, lanzó Morales, en diálogo con Radio Metro. Ese énfasis para defender las decisiones del Presidente sorprende a otros radicales. “Mi sensación es que Gerardo hace más de lo que le piden”, comenta un alfil de la UCR.

Reclamo de diálogo

En la cúpula del partido hay “malestar” con el Gobierno por la falta de diálogo institucional con la oposición. El Presidente no respondió los pedidos de audiencia que le hicieron las autoridades de JxC, Cornejo, Patricia Bullrich (Pro) y Maximiliano Ferraro (CC), para discutir la situación económica. En cambio, convocó a Negri, titular del interbloque de JxC, y al resto de los jefes parlamentarios de la oposición. “Creemos que estamos diluidos en esa reunión porque somos la principal coalición opositora”, evalúan cerca de Cornejo.

Fernández llamó dos veces a Negri desde que estalló la pandemia. En reserva, el diputado cordobés repite que no es un “interlocutor” del Presidente con la coalición y remarca que en esas conversaciones le pidió expresamente que convocara a los jefes de JxC.

“Lo que algunos vemos y otros no es que necesitamos funcionar de manera mucho más orgánica porque el Gobierno va a intentar dividirnos”, se queja un operador radical. Naidenoff les quita relevancia a las jugadas de Fernández para dividirlos: “Sabemos lo que representamos, cada uno en su rol. Una cosa es la foto y otra distinta es convocar a un ámbito de debate más amplio para buscar una salida a una crisis inédita”, plantea el senador.

El rol de la oposición, admiten en la UCR, se complejiza frente al temor de la población por el virus y a un Presidente que durante la pandemia creció en los niveles de aprobación. “Hay un gobierno empoderado que busca acorralar a la oposición en un discurso único. Trata de descalificar cualquier voz disonante”, advierte Cornejo.

Lousteau también levantó el perfil con la llegada del coronavirus. Cuando se decretó la cuarentena, el senador le recomendó al Gobierno que convocara a una mesa de economistas y expertos en tecnología. Luego, tensó el vínculo con Negri con sus críticas públicas a la “travesía por la democracia”, en medio de la polémica sobre si el Congreso debía sesionar de manera virtual o presencial. “Se equivocó feo con eso”, replican cerca de Negri.

Fuera del poder, la unidad de la coalición opositora parece estar a prueba constantemente. Sin un líder indiscutido a la vista, el desafío diario de administrar las diferencias y encontrar un equilibrio se torna “estresante” para las autoridades de JxC: “Nuestro problema como oposición no es si le gritamos más o menos fuerte a Fernández, sino cómo mantenemos el vínculo con la sociedad”, concluye un referente radical. (La Nación)

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