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Apoyo a las medidas oficiales en la previa de la visita del FMI

Menos crecimiento y más volatilidad a nivel global

Por: Francisco Jueguen

El viernes llegaron los mensajes a empresarios y a la CGT para convocarlos a la Casa Rosada. La simbólica foto del arranque del postergado -por la pandemia- acuerdo económico y social tendrá un marco, un antes y un después. Aparece en momentos de la economía tan críticos que desde la política sienten las necesidad de apuntalar al presidente Alberto Fernández, entronizándolo como el único jefe del PJ. Pero el encuentro se imprime además luego del paquete de medidas con el que el Gobierno espera sobrellevar la crítica situación cambiaria hasta fin de año, y un día antes de la llegada del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La reunión será mañana a las 17 en el Salón Sur de Casa de Gobierno. Allí estarán los directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) y los de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco). No es casualidad. Esos ejecutivos cenaron con el Presidente en Olivos en lunes pasado y esos sectores son los principales receptores de las medidas anunciadas la semana pasada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, para intentar que los argentinos se olviden de los dólares y comiencen a pensar en pesos. Dos directivos de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y dos de la Mesa de Enlace confirmaron que, al menos hasta el momento de escribir esta nota, no fueron invitados.

En tiempos en que los pesos de sobra en la economía vuelan hacia cada dólar suelto del superávit comercial, parte de la agroindustria vuelve a aparecer peligrosamente en la mira del Gobierno. “Un sector minoritario del campo es abiertamente opositor”, dijo el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en una entrevista con el diario Página 12. Tampoco se cursó invitación a los exportadores agroindustriales, aquellos que deberían vender los dólares.

Los industriales recibieron de parte del Gobierno mejoras en los precios de exportación (bajas de retenciones y subas de reintegros), mientras que la construcción tendrá incentivos fiscales para nuevos proyectos. Esos beneficios servirán de marco a los datos de ambos sectores en agosto que el Indec revelará el próximo miércoles. Los analistas prevén una mejora mensual desestacionalizada, pero todavía un nivel por debajo de la prepandemia. La construcción se mueve más al ritmo de la brecha cambiaria que de las nuevas obras públicas, mientras que la industria recupera el ritmo por las aperturas con protocolos tras el aislamiento.

Este martes llegará una visita del Fondo. Desde Washington se esforzaron en decir que se trata de un encuentro informal en “modo escucha”. La visita presencial de staff la conduce el venezolano Luis Cubeddu, al que lo deben haber sorprendido las declaraciones de Carlos Raimundi sobre los derechos humanos en su país. Ya lo dijo un funcionario local con relación con el FMI: “Al momento de negociar con los acreedores privados, con el Fondo éramos como recién enamorados. Ahora pasaremos a ser un matrimonio de muchos años”. El requerimiento oficial de un nuevo programa, que llegará con medidas que implicarán sacrificios, quizás empiece a convertir a la actual directora Gerente, Kristalina Georgieva en la vieja Anne Krueger.

“Queremos dejar en claro que la negociación con el Fondo, al igual que con los bonistas, no puede llevar a más sacrificios del pueblo argentino”, afirman en la CGT, repitiendo casi textualmente lo que dijo Martín Guzmán. En la entidad gremial no esperan nuevas medidas más que las anunciadas, que -en rigor- comenzarán a funcionar en estas horas con la publicación del decreto de bajas de retenciones. El encuentro -tras el fallido viernes en el que faltó la nueva legislación pese a la devaluación del Banco Central- será también un ensayo para que el instrumental para sumar dólares -y confianza- se nutra de un sustento político.

Tanto en las entidades empresarias como en las gremiales creen que la foto puede ser la primera para comenzar a convertir el gabinete socioeconómico ampliado en un nuevo pacto económico y social. El Gobierno espera avanzar con la recuperación del empleo, la coordinación de precios de y salarios, y una salida ordenada del sistema de Precios Máximos. Claro que a ese pacto todavía le faltarán piezas para transformarse en un verdadero consenso. (La Nación)

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