Por: Gustavo Ybarra
Según publica La Nación Tironeado por la necesidad del Poder Ejecutivo de dar una señal al FMI en medio de la renegociación de la deuda con el organismo y por los cuestionamientos que al interior de la coalición de Gobierno provocan las fuertes señales de ajuste económico, el oficialismo se dispone a sancionar hoy en el Senado el presupuesto para el año próximo.
Si bien el Frente de Todos cerrará filas y aplicará su mayoría para sancionar la iniciativa, lo cierto es que el proyecto llegará al recinto de la Cámara alta en medio de un clima de soterrada tensión política al interior del oficialismo, que podría salir a la superficie durante las casi diez horas que se espera que dure de debate.
Como ocurrió cuando la iniciativa se votóen la Cámara de Diputados, la oposición votará dividida. Se espera el rechazo de algunos legisladores, como Juan Carlos Romero (Interbloque Federal-Salta) y Claudio Poggi (Juntos por el Cambio-San Luis), pero la gran mayoría optará por la abstención. Tampoco se descarta que los senadores que responden al gobernador radical Gerardo Morales terminen apoyando la iniciativa.
“No hay parámetros en el presupuesto para aprobarlo por lo que la abstención es una señal en el contexto actual”, explicó el presidente del interbloque de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff (UCR-Formosa), en diálogo con LA NACION.
Para el líder opositor, el proyecto que sancionará el Senado contiene “un brutal ajuste para los jubilados, para los millones de argentinos que se van a quedar sin el IFE y para las empresas que no van a tener el ATP”.
Aunque resulte paradójico, la misma queja fue esgrimida por la CGT, que podría derivar en el llamado a un paro general. La central obrera puso el grito en el cielo por la eliminación de las ayudas dispuestas por el Gobierno en el marco de la cuarentena por la pandemia de coronavirus y por la fórmula de actualización de los beneficios previsionales anunciada por el Gobierno, que elimina el factor inflación del cálculo de la movilidad.
El drástico recorte del Ingreso Familiar Extraordinario (IFE) y de la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) fue reconocido la semana pasada por el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, durante una reunión con la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado.
Ante las preguntas de los senadores de la oposición y el silencio incómodo del oficialismo, el funcionario admitió que el presupuesto no prevé fondos para sostener el año próximo la continuidad de ambos planes estatales. Como contrapartida, dijo que el proyecto contempla “partidas para apoyar y acompañar una transición desde la emergencia a la situación de nueva normalidad”.
Además, Rigo les trasladó a los legisladores la intención del ministro Guzmán de ajustar más las cuentas públicas y reducir a 3,9 puntos del PBI el déficit fiscal del 4,5 estimado en el proyecto. La duda es si la meta prometida pero que no quedará en la ley, será aceptable para los cánones de la misión del FMI.
Los impuestos de Massa
Otro tema que se ha convertido en motivo de comentarios entre los senadores oficialistas es el aumento de impuestos incorporado por Diputados y cuya autoría se adjudica al titular de la Cámara baja, Sergio Massa.
El que más ruido hace en las filas kirchneristas es el que incrementa del 5,5 al 17% el impuesto sobre los celulares importados. La medida, impulsada como una defensa a las ensambladoras de Tierra del Fuego, tendrá en Nicolás Caputo a uno de los grandes beneficiarios de ese supuesto proteccionismo industrial.
Para Cristina Kirchner, “Caputo es Macri”, pero difícilmente ella decida impulsar cambios en el recinto a un proyecto de tal envergadura como es el presupuesto, mucho más cuando desde Economía se pide la rápida sanción del proyecto como una señal al FMI. Ya buscará la vicepresidenta la forma de “corregir” el error cometido por el Frente de Todos en Diputados. (La Nación)
