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Aunque no tienen los votos, la sucesión de Elena Highton abre un nuevo frente de debate interno en el Gobierno

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Elena Highton de Nolasco - Foto: Telam
Elena Highton de Nolasco - Foto: Telam

Según publica Clarín En la Casa Rosada admiten que la “mujer” que propondrá el Ejecutivo para completar la Corte Suprema “no puede ser de nadie” y debe salir de un acuerdo entre Alberto Fernández y Cristina, para luego tratar de negociar con la oposición. El perfil de la candidata.

Por: Ignacio Ortelli

“Tiene que ser un nombre de consenso, pero primero nos tenemos que poner de acuerdo entre nosotros”. Mientras todavía intentan asimilar el impacto que generó la renuncia de Elena Highton de Nolasco, en el Gobierno saben que se abrió un nuevo frente de discusión en el que las tres partes más importantes del Frente de Todos deberán ejercitar el músculo de la negociación, luego de la tensa semana post PASO en el que la unidad por primera vez estuvo en peligro. Aunque menos conflictiva que el recambio de Gabinete, la elección del nombre para completar la Corte Suprema de Justicia pondrá a prueba el nuevo vínculo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner y la armonía forzada entre los distintos sectores de la coalición oficialista.

Ante este escenario, la única certeza es que será una mujer quien reemplace a Highton de Nolasco. Así lo dejaron saber en Balcarce 50, en filas kirchneristas y en la tropa alineada con Sergio Massa. “No hay nombres por ahora, pero hay que respetar el cupo”, indicó una fuente al tanto de la primera reacción del Presidente.

Más allá de la coincidencia en cuanto al género, en las distintas vertientes del Frente de Todos consideran “fundamental” que haya un acuerdo previo entre las cúpulas. “No puede ser ni de Alberto, ni de Cristina ni tampoco de Sergio (Massa), pero tiene que estar bien vista por los tres”, explica un hombre bien considerado en las tres terminales de poder. La fallida experiencia que significó el pliego de Daniel Rafecas para ocupar el cargo de procurador sirve como ejemplo: electo por Fernández cuando recién asumió, sin consulta previa con Cristina, la tropa K del Senado que se mueve a la par de los deseos de la vicepresidenta no aceptó avanzar con su designación ni siquiera cuando la oposición dio señales de aceptarlo.

“Si el pliego no lo votan los propios no podemos salir a buscar votos en la oposición”, resumen desde el oficialismo.

A sabiendas de la sensibilidad del tema, Máximo Kirchner bajó línea a los suyos para que no salgan a instalar nombres y públicamente planteó: “No me animo a decir un nombre, tenemos que discutirlo en otros ámbitos”, indicó, cauteloso. Incluso, no dio precisiones respecto al género: “La debería reemplazar un abogado o una abogada”.

Si bien la salida de Highton de Nolasco se efectivizará a partir del 1 de noviembre, lo que le dará un poco más de margen al Gobierno para evaluar nombres, anticipan que la definición podría estirarse.

La aclaración tiene que ver con que el artículo 4 del decreto 222/03, firmado por Néstor Kirchner, establece que “producida una vacante en la Corte Suprema de Justicia, en un plazo máximo de 30 días, se publicará en el Boletín Oficial el nombre y los antecedentes curriculares de la o las personas que se encuentren en consideración para la cobertura de la vacancia”.

Toda una disyuntiva para Fernández: tejer un acuerdo en plena campaña electoral o postergar cualquier decisión para luego de las generales del 14 de noviembre, donde una nueva derrota tensaría más el clima con su socia. “La idea es cumplir con lo que marca el decreto, pero es un momento especial”, sostiene un hombre del Presidente.

Marisa Herrera, Inés Weinberg de Roca, Hilda Kogan, Claudia Sbdar y María del Carmen Battaini fueron las cinco mujeres elegidas por Fernández cuando convocó a una comisión de juristas para reformar la Justicia. Hoy ninguna parece estar en carrera. Ni siquiera la primera, que sonó como eventual reemplazante de Marcela Losardo cuando fue eyectada del Ministerio de Justicia. “En la Corte faltan penalistas”, deslizó una encumbrada fuente oficial. Otro atributo: “Lo más moderada posible”. En el Gobierno saben que una figura vinculada a Eugenio Raúl Zaffaroni, como fue el caso del hoy embajador en Italia, Roberto Carlés, no pasará el filtro opositor. 

Por lo pronto, Alberto ya evalúa los distintos escenarios con sus colaboradores. Incluso con dirigentes que ya no están cerca suyo en el organigrama y otros que ni siquiera son funcionarios. A todos les pidió “absoluta reserva”. Cristina no hace falta que lo haga: si su anillo de confianza ya es por demás acotado, en temas de Justicia escucha a un puñado de funcionarios, liderados por el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y el vice de Justicia, Juan Martín Mena.

Como señaló, Máximo K dará su opinión al respecto, pero su rol estará más enfocado en tender un acuerdo interno que en imponer un nombre. En esa tarea, actuará en tándem con Massa. Si bien en el entorno del tigrense se desligan del tema y el Frente Renovador no tiene influencia en el Senado, donde se deben reunir los dos tercios (48 legisladores) para aprobar el pliego, también tendrá voz y voto. Es que, en los últimos tiempos, en medio de tanta ebullición del FDT, el titular de la Cámara de Diputados ganó terreno como interlocutor con sectores de la Justicia por estar “en el medio”, ajeno a las disputas internas. (Clarín)

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