Según publica Clarín El asesinato en La Matanza alteró la agenda del oficialismo. Silencio en el Gobierno y preocupación por el impacto electoral.
Por: Federico Mayol
Aníbal Fernández, el ministro de Seguridad que suele comentar casi todos los temas de la coyuntura nacional, hacia el final de la tarde de este lunes y cuando la marcha por el kiosquero asesinado en Ramos Mejía arrancaba, aún no había dicho ni una palabra. Sí Sergio Berni, el ministro provincial que tiene a su cargo la Policía bonaerense.
“Yo no quiero entrar en discusión, entiendo el dolor de un padre y de los vecinos, pero ¿fue una cuestión policial? No fue una cuestión policial. Un policía forcejeó con el delincuente a la salida, el patrullero estaba pasando por ahí y detuvo a los dos. No es una cuestión policial este caso”, resaltó el funcionario horas después de que Roberto Sabo, un comerciante de Ramos Mejía, en La Matanza, fuera asesinado este domingo, a plena luz del día, por un delincuente de 30 años, un hecho que conmocionó a la opinión pública y se coló en la última semana de campaña.
Un tópico que figura en el primer puesto de las preocupaciones de la sociedad, según las encuestas, pero con el que el Frente de Todos, enfrascado en compararse con la oposición y en ventilar números positivos de la reactivación en algunos sectores de la economía, no contaba en el sprint final de cara al 14N.
Lo reconoció el propio Axel Kicillof: “La situación de la inseguridad hace mucho tiempo que en la Provincia es crítica”, dijo el gobernador, que abundó en que su administración está embarcado en “una transformación muy fuerte en la formación de la Policía, en la inversión y en la profesionalización”.
Kicillof, para colmo, tiene por delante un panorama difuso: después del domingo debe resolver junto a Berni -enemistado con Máximo Kirchner- si sigue al frente del Ministerio de Seguridad.
Cuando Antoni Gutiérrez-Rubí y los cerebros de la estrategia oficialista idearon e instrumentaron la campaña del “sí”, el rubro “seguridad” no figuró entre las prioridades.
De hecho, el encuentro que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y la vicegobernadora bonaerense, la matancera Verónica Magario, mantuvieron este lunes no contempló esa agenda en el menú de temas electorales que trataron en el primer piso de Casa Rosada, según confiaron fuentes oficiales al tanto de la reunión. La cita ya estaba pautada de antemano.
El jefe de ministros incluso buscó mostrarse optimista en las últimas horas respecto a las elecciones del domingo próximo en territorio bonaerense. “En la Provincia empatamos o ganamos, van a ver”, subrayó ante un puñado de colaboradores en la tarde de este lunes. Hasta ahora, ningún sondeo vaticina ese pronóstico.
El asesinato de Sabo, a tres cuadras de la comisaría 2da de Ramos Mejía, cayó como un baldazo de agua helada en el Frente de Todos en un distrito en el que el kirchnerismo tiene votos de sobra para recuperar. En especial en el segundo y tercer cordón.
En las elecciones de octubre del 2019, Fernando Espinoza ganó con el 64% de los votos, algo más de 531 mil. En las PASO de septiembre, la boleta del Frente de Todos tuvo el 47,3% de las adhesiones: 303.458 votos.
En ese sentido, desde el oficialismo remarcan que dirigentes y punteros vinculados con Juntos por el Cambio aprovecharon para apuntalar un clima de malhumor que se terminó de instalar con el crimen del comerciante pero que ya sobrevolaba la zona.
Uno de los apuntados en las marchas por Sabo fue también el intendente Espinoza, que al menos hasta este lunes por la tarde no había hecho declaraciones sobre el tema.
Berni, por caso, fue abucheado en medio de una manifestación de vecinos, un mazazo en la imagen de un funcionario que suele jactarse de su buena imagen. “¿Qué es prevenir? ¿Poner un policía en cada esquina? Actualmente tenemos 2,1 policías custodiando cada 100 manzanas”, explicó el ministro horas después de la reacción popular en declaraciones a radio La Red. Su mujer, la legisladora Agustina Propato -quinta en la lista de candidatos a diputados nacionales de la Provincia-, apuntó por su parte a la Justicia por la “reincidencia” del principal acusado del crimen.
Hasta el momento, según fuentes oficiales consultadas por este diario, el Ministerio de Seguridad nacional desplegó en la Provincia unos cuatro mil agentes de las fuerzas federales, entre gendarmes y prefectos y entre efectivos de calle y administrativos.
En el conurbano, apostados en estaciones de tren y en las inmediaciones, y en algunos corredores del Metrobús. En la última reunión de la cúpula del ministerio bonaerense con los jefes de Gendarmería, hace un mes, desde la fuerza federal detallaron el envío de unos 2.800 uniformados entre los tres turnos. Pero la planificación se decide sobre la marcha: en los últimos días, por ejemplo, se enviaron unos 100 prefectos a Mar del Plata por pedido de dirigentes de esa localidad.
Según el programa a implementar, el número total de agentes para el Gran Buenos Aires y el interior contempla a 6.000 uniformados.
Después de las primarias, en su primera incursión en el conurbano, Alberto Fernández escuchó de boca de los intendentes que debía unificar los criterios en el rubro. Es decir, cortar de cuajo con la discusión interna entre Berni y Sabina Frederic porque no colaboraba con el clima de inseguridad que reina en la Provincia.
Frederic dejó su puesto a los pocos días y llegó Fernández, pero el problema sigue, por el momento, sin solución a la vista. (Clarín)