Según publica Clarín Argentina apoyó un documento que pide la liberación de los presos políticos y denuncia violaciones a los Derechos Humanos.
Por: Natasha Niebieskikwiat
Argentina acompañó este viernes a Estados Unidos en la condena a los graves abusos a los Derechos Humanos cometidos por el régimen Daniel Ortega en Nicaragua. Lo hizo apoyando un duro documento que se trató en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La resolución habla del “sufrimiento humano” en Nicaragua. Y se titula “Declaración sobre la liberación inmediata de los presos políticos”. Remarca la preocupación tras la muerte del histórico ex guerrillero sandinista Hugo Torres, quien estaba detenido por “traición a la patria” en una cárcel donde se los somete a reiteradas torturas físicas y psicológicas.
Sobre la situación en ese país, el documento sentencia: “Ninguno de nosotros puede permanecer en silencio ante la tragedia que se desarrolla en Nicaragua, donde el sufrimiento humano aumenta a medida que los derechos políticos, civiles y humanos, que todas nuestras naciones aprecian, son ignorados, erosionados y violados”.
Y agrega: “Consideramos que la continua detención de presos políticos constituye una grave violación de esos derechos a los que todos los Estados Miembros de la OEA han declarado su adhesión”.
En este sentido, el Gobierno argentino se mantuvo en una disyuntiva hasta último momento: condenar los hechos o abstenerse debido a las pujas internas de una coalición en la que algunos funcionarios son abiertamente partidarios del régimen sandinista y del chavismo.
A diferencia de otros países, que fueron sumamente críticos del régimen de Ortega, como Chile, Perú y Uruguay, Argentina no habló, señal de lo difícil que es para el gobierno de Alberto Fernández endurecerse frente a los crímenes que se cometen en Venezuela y Nicaragua.
Por cierto, el sector más cercano al presidente Alberto Fernández, como el canciller Santiago Cafiero y el embajador en Washington, Jorge Argüello, conversó con Estados Unidos posiciones más rígidas hacia el régimen.
El tema estuvo incluso en la mesa de conversaciones de Argüello con los funcionarios de la Casa Blanca y el Departamento de Estado y entre el canciller y el embajador Marc Stanley, en su reunión del jueves, aunque en su comunicado, la embajada de EE.UU. en Argentina sólo habló del tema bajo el formato de “democracia” y “derechos humanos”-.
Finalmente, Argentina fue parte de los 26 países miembros de la OEA que se pronunciaron a favor del documento que condena el régimen de Ortega y exigió la liberación de los presos políticos.
Hasta llegar a esta votación hubo varias instancias de negociación.
Otra de las señales de lo que podía pasar este viernes hasta llegar a la resolución sobre “las situación en Nicaragua” que promovió la misión de Canadá ante la OEA, con apoyo de Antigua y Barbuda, Chile, costa Rica, Ecuador y EE.UU. fue que el representante argentino ante la OEA, el militante ultra K, Carlos Raimundi, se tomó repentinas vacaciones y dejó la conducción de la sesión a su segunda, la diplomática Maria Cecilia Villagra.
La diplomática finalmente no habló, pero Cafiero y el embajador Argüello habían tomado control del organismo para ordenar los tantos. Raimundi tampoco volvió a tuitear después de sus críticas al Fondo Monetario Internacional de principios de año.
Por otro lado también hay movimientos internos en la Cancillería. La jefa de Gabinete de Cafiero, Luciana Tito, del círculo más cercano al ministro, copó temas que llevaba el vicecanciller Pablo Tettamanti, embajador de carrera. Por otro lado,, el ahora ex subsecretario de Asuntos Latinoamericanos, Juan Valle, pidió ser embajador en Bélgica; tomó su lugar Gustavo Martínez Pandiani, también de carrera y con experiencia política y una visión occidental. Ex embajador en Barbados y actualmente al frente de América Central es hombre del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
Así llega a este viernes la diplomacia argentina a la votación sobre la situación en Nicaragua, cuyo régimen apoyó finalmente a la Argentina a presidir la CELAC, pero entró nuevamente en cortocircuitos tras las críticas de Buenos Aires y Washington en la OEA por haber invitado a la asunción de Ortega a uno de los iraníes acusados por la voladura de la AMIA.
La situación en Nicaragua se sigue deteriorando con Ortega y su esposa Rosario Murillo en el poder. Al menos 20 organizaciones de la oposición nicaragüense pidieron este jueves a la Organización de Estados Americanos (OEA) que abogue por la “liberación inmediata de los presos políticos” y aplique “sin vacilaciones el artículo 21 de la Carta Democrática al Estado de Nicaragua”.
El pedido de ayuda ocurre tras la muerte el sábado, por “enfermedad”, del histórico ex guerrillero sandinista Hugo Torres. De 73 años estaba detenido por “traición a la patria”, en una cárcel donde los presos son sometidos a reiteradas torturas físicas y psicológicas, según han comprobado organizaciones a través de los distintos testimonios obtenidos. Los juicios contra los detenidos han comenzado, al tiempo que el orteguismo comenzó a copar también las universidades que no habían podido dominar hasta ahora y que fuero el foco original de oposición: que explotó en 2018 la juventud.
Las organizaciones piden una “urgente” convocatoria a extraordinarias de la Asamblea General de la OEA, para emprender finalmente el camino hacia la aplicación del Artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana” contra el país, cuyo régimen en realidad pidió salirse del organismo, al igual que lo hizo Venezuela.
La declaración que acompañó Argentina
Los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que hacemos esta declaración en el Consejo Permanente, sabemos que todas las naciones de nuestro hemisferio defienden con firmeza los derechos humanos de todos nuestros pueblos, en particular los derechos a la vida, la libertad y la seguridad. de la persona, y que nadie debe ser sometido a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Estos derechos están consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Nos preocupa profundamente la muerte en Nicaragua el 12 de febrero de Hugo Torres, preso político detenido, desde su arresto en junio pasado, en condiciones infrahumanas, como tantos otros que están presos por sus ideas políticas. Las circunstancias de su arresto y su prematura muerte son una dolorosa injusticia para él y su afligida familia, y una afrenta a los valores a los que se adhieren nuestras naciones.
Recordamos que este Consejo Permanente reconoció, en varias ocasiones a través de sus resoluciones adoptadas desde junio de 2018, las graves y deterioradas condiciones de los derechos humanos en Nicaragua y continuamente ofreció asistencia para ayudar a remediar la situación a pesar de ser rechazado por el Gobierno.
Cuando los miembros de la OEA adoptaron la Carta Democrática Interamericana en 2001, acordaron que la democracia es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de nuestra región y se comprometieron a trabajar juntos para defender la democracia allí donde sus valores y principios fundamentales hayan colapsado.
La situación en Nicaragua es un desafío a estos valores y principios. Nuestra organización, y nosotros los Estados miembros de la OEA, no podemos quedarnos satisfechos con la inacción.
Ninguno de nosotros puede permanecer en silencio ante la tragedia que se desarrolla en Nicaragua, donde el sufrimiento humano aumenta a medida que los derechos políticos, civiles y humanos, que todas nuestras naciones aprecian, son ignorados, erosionados y violados.
Consideramos la continuación de la detención de presos políticos como una grave violación de los valores comunes a los que todos los Estados miembros de la OEA han declarado su adhesión.
Juntos alzamos nuestras voces en solidaridad con el pueblo de Nicaragua, con las víctimas de abusos a los derechos humanos y con sus familiares, al reiterar nuestra firme convicción de que todos los presos políticos en Nicaragua deben ser liberados de inmediato. (Clarín)