Según publica Clarín En el Gobierno lo describen como una ayuda para formalizar productores. Pero reconocen su alcance limitado en los precios.
Por: Eduardo Paladini
Aunque en el discurso el Gobierno critica (y lo seguirá haciendo) a los “oligopolios que manejan el mercado de los alimentos”, reconocen que a la hora de negociar, tienen un interlocutor claro. No ocurre esto en la discusión por el precio de las frutas y verduras, donde las oscilaciones que se vieron en los últimos días -“¡Un tomate 100 pesos. Uno solo!”, se quejaba un funcionario- hablan de un escenario fuera de control.
La idea de crear una Empresa Nacional de Alimentos tiene ese telón de fracaso anti inflacionario. Pero, según aclaraba una alta fuente oficial este jueves en Casa Rosada, la eventual medida tendría más impacto en el mundo laboral y social que en el económico.
“Hoy tenemos un montón de pequeños y medianos productores que trabajan casi artesanalmente y que después venden en ferias o al propio Estado. Con ayuda del Gobierno podrían producir a mayor escala y, por ejemplo, tener puestos en el Mercado Central que sirvan de referencia”, ampliaba el mismo funcionario. Pero enseguida, casi sin que mediara pregunta, explicaba que uno de los grandes desafíos para este año era “generar empleo genuino, pasar de los planes al empleo genuino”.
La producción de alimentos es una de las actividades básicas que desarrollan los beneficiarios de planes sociales. La construcción, el cuidado de personas y el rubro textil son otros de los rubros más extendidos. En ese contexto, en particular el líder de la CTEP Juan Grabois viene insistiendo dentro del oficialismo para formalizarlos. Acaso pensando más en ayudar a esos trabajadores informales que en generar una nueva referencia de precios en el mercado de frutas y verduras. Al menos de alcance masivo.
Rafael Klejzer, el piquetero/funcionario que reavivó la idea a través de los medios, es un referente porteño del espacio de Grabois, aunque en la Rosada y en el Ministerio de Desarrollo Social aseguran que “no son exactamente lo mismo”.
Del piquete en el Patio Bullrich a la nueva empresa de alimentos
Hasta ahora, Klejzer había tenido sus minutos de presencia en los medios por dos hechos cuestionados por el grueso de la opinión pública y buena parte de la clase política. Había participado de la toma del Parque Indoamericano y había encabezado una protesta piquetera dentro del Patio Bullrich. Este último hecho, previo a las elecciones de 2019, le había costado un cruce con Grabois, que apoyaba a Alberto Fernández y debió aclarar que no avalaba esa protesta shopinera.
Klejzer también había participado, en un segundo plano, en un conflicto interno dentro del Desarrollo Social donde trabaja como funcionario. Cooperativas vinculadas a grupos piqueteros oficialistas habían organizado ferias para vender productos escolares que producían pero que el mismo Ministerio entregaba gratis. En el afiche que promocionaba la feria aparecía el logo de la secretaría que encabezaba Klejzer. Para evitar un conflicto de intereses y un escándalo público, el entonces ministro Daniel Arroyo desactivó la movida.
En ese caso, como ahora, con la promesa de precios más baratos, los piqueteros buscaban/buscan ampliar su participación en la economía formal, con asistencia del Estado. Pensar que eso puede funcionar como una solución para bajar seriamente la inflación parece bastante osado.
En el Gobierno, como con casi todas las variables económicas, esperan que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ayuda a acomodar “la macro”, estabilice un poco el dólar y esto repercuta en una calma de los precios. Llamativamente, en las charlas privadas, uno de los más optimistas sigue siendo el ministro de Economía, Martín Guzmán. Insiste en que el índice de este año empezará con un “3”. Cada vez le creen menos. (Clarín)