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Tarjeta de crédito: por qué hoy no conviene pagar el mínimo y cómo evitar problemas a futuro

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Tarjetas de crédito
Tarjetas de crédito

Según publica Clarín Si bien puede resolver una urgencia, abonar siempre sólo una parte de lo que se gastó puede tener consecuencias desfavorables. Cuáles son.

Por: Silvana Saldisuri

En el contexto económico actual es cada vez más habitual que los argentinos tengan que afrontar gastos para los cuales sus ingresos resultan insuficientes. En esos casos, y para cumplir con sus objetivos, la gran mayoría termina endeudándose.

Si bien el crédito es una herramienta accesible, si no se utiliza de manera responsable se puede terminar cayendo en una situación muy compleja. Porque no poder seguir pagando la tarjeta de crédito es uno de los riesgos que trae consecuencias en el corto plazo, pero que también puede generar repercusiones a futuro en la vida financiera de los usuarios.

Es por esta razón que mucha gente termina optando por hacer el pago mínimo de la tarjeta para refinanciar su deuda y evitar la morosidad, pero ¿cuáles son las consecuencias de esta alternativa?

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El pago mínimo es la cantidad más pequeña requerida por el banco para mantener el crédito vigente en la tarjeta de crédito, sin reportar mora. Se trata de un porcentaje del total de la deuda a pagar por el uso de la tarjeta y las cuotas pendientes del mes que dependerá de la entidad bancaria y del gasto realizado. La cifra se puede encontrar en el estado de la cuenta.

Usado de forma correcta, se pueden señalar dos ventajas del pago mínimo:

  •     ​ El cliente queda al día con la tarjeta de crédito y se evita que quede inhabilitada.
  •     No se afecta el estatus crediticio. Ante una situación financiera delicada, optar por el pago mínimo antes que el cese del pago resulta la acción adecuada.

Hoy la tasa de referencia para financiar saldos impagos de la tarjeta de crédito es de 88%. Recientemente, el Banco Central dispuso reducirlo: desde junio baja dos puntos y quedará en 86%.

Esta rebaja en la tasa no aplica a créditos que ya fueron tomados ni a los que se están pagando con regularidad con cuotas ya definidas. Sólo es para los saldos que queden impagos sobre el total del resumen de cuenta de una persona.

¿Cómo impacta en la deuda pendiente esta tasa? Cuando se abona sólo el “pago mínimo”, el saldo impago se traslada al próximo mes con una tasa de interés. Sin embargo, al igual que con el resto de los créditos, hay costos adicionales a la tasa de interés, como por ejemplo impuestos y gastos administrativos.

Si bien la tasa de refinanciación está limitada por el Banco Central, el resto de los cargos y comisiones varían según el banco del que se es cliente, lo que hace que la deuda sea mayor. 

En caso de que el saldo a financiar sea mayor a $200.000 se aplicará la regla general para el financiamiento con tarjeta: cada banco cobrará una tasa que no podrá superar en un 25% a la tasa que cobra por préstamos personales. Es decir que si un banco cobra un 90% de tasa por un crédito personal, no podrá exigir más de 115% para refinanciar con la tarjeta de crédito.

En este contexto, según detalló el director de la consultora Focus Market, Damián Di Pace, a Clarín, “utilizar este recurso de forma periódica puede devenir en un problema financiero a largo plazo”.

Esto quiere decir que, al hacerlo mes a mes, la deuda con la entidad bancaria no sólo se extenderá en el tiempo, sino que además acumulará intereses. La recomendación es, cada vez que se pueda, abonar más del mínimo. Esta acción, aunque pequeña, disminuye directamente el monto de intereses extra. Es una forma de cancelar el crédito en menos tiempo y de tener cupo disponible en la tarjeta.

No pagar la tarjeta de crédito o pagar menos del mínimo es la peor de las situaciones. Primero, porque se inhabilita la tarjeta y el titular no puede seguir usándola. Segundo, porque si no se sigue de cerca esta situación, la acumulación de intereses podría superar incluso al valor inicial de las compras.

En este sentido, Di Pace detalló que “si no se hace el pago mínimo de la tarjeta de crédito se refinancia a un Costo Financiero Total (CFT) del 153% interanual, que representa aproximadamente casi el 13% mensual de la deuda total”.

Por su parte, según explicó la asesora de la Comisión Defensa del Consumidor de la Legislatura porteña, Carolina Suárez, “cuando el titular de una tarjeta se convierte en moroso es inmediatamente intimado por la entidad bancaria”.

En tanto, detalló “cuando se da un cierto plazo de notificaciones por falta de pagos, se sienta un precedente de que no se cumplió con las deudas en las bases de datos del Banco Central (BCRA), que es donde se informan las bases privadas como por ejemplo el Veraz, entre otras”.

Según indicó Suárez, “esta situación impide que luego la persona pueda manejarse libremente en lo que tiene que ver con la contratación de productos financieros bancarios, como sacar otra tarjeta de crédito, pedir un préstamo, o una garantía para alquilar”. (Clarín)

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