De la Plutocracia a la Proctocracia

(Por: Rubén Lasagno) – En Santa Cruz vamos de mal en peor. Venimos de 32 años de una cuasi plutocracia, donde un grupos de “ricos e iluminados”, descolgados de la dinastía Kirchner, dirigieron los destinos de la provincia a su verdadero antojo y placer, transformando la provincia en “un feudo” y una enorme caja, como aquellas de seguridad que acaricia Néstor en sus videos de antaño. 

En la última elección, el pueblo hastiado, decidió darle un voto de confianza a una endeble alianza “opositora”, constituída por un ex hombre del plantel K, un out sider como Claudio Vidal y un conjunto de partidos atomizados de la oposición histórica conformada por Juntos por el Cambio, parte del Radicalismo y otra parte del PRO.

Y aquella cuasi falsa plutocracia desarrollada por gente que no era rica, sino que se enriqueció en la función pública, dio paso a un nuevo paradigma, tal como se autorreferenciaba el partido SER y sus aliados, en campaña.

Sin embargo, el nuevo gobernador ha fundado una nueva figura política construida en el dirigismo, el caprichismo (neologismo apropiado para describir su berrinche por hacer más de lo mismo), el oportunismo, el nepotismo, el amiguismo y varios (ismos) más, que vamos descubriendo con el correr del tiempo y el desarrollo del “nuevo gobierno”, armado con retazos del anterior y el anterior del anterior, con lo cual va conformando su tropa administrativa para gestionar los próximos cuatro años.

Primero yo

Atento al origen del actual gobernador, su modo de ser y conducirse en el duro ámbito del sindicalismo de donde proviene, salta alguna reglas protocolares y pone énfasis en otras menos ordinarias, algunas ya desactualizada como lo apuntamos en el informe sobre Vidal poniéndole enduído a una pared de un colegio o acomodando bancos en un aula, pero básicamente, el gobernador trae consigo cierto sesgo autoritario que aplica con algunas vacilaciones (porque es nuevo en el ambiente), pero resalta su personalidad; y en política si uno va a elegir ese camino, debe ser “un duro de verdad” (Bolsonaro, Trump, solo por comparar características) con todo lo que ello implica a la hora de enfrentarse a los costos derivados de ese temperamento.

En ese marco, Claudio Vidal pretende re-fundar la proctocracia en Santa Cruz, una especie de caudillo o lider que se erige por encima de los demás, manda, ordena y decide más allá de su entorno y/o tiene la última palabra en todo, tal como hacía cuando era Secretario General del sindicato que lo catapultó a la gobernación.

Su objetivo es mostrarse lider en todo momento y su personalidad se lo permite. Siempre se muestra proactivo, generalmente con rostro serio y “ocupado” más que “preocupado” y cuando camina encabezando una comitiva o hace alguna recorrida en edificios o espacios libres, Vidal siempre va uno o dos pasos adelante de los demás; algo más o menos parecido a lo que ensaya Cristina Fernández, cuando hace esos videos editados para la militancia.

Néstor Kirchner fue uno de los primeros en practicar la proctocracia en la provincia. Aquella imagen avasallante y pretendidamente paternalista que desarrollaba, escondía una persona tan egoísta como egocéntrica e insegura, pero que a su vez era capaz de hacer actos tan loables como atender personalmente a una persona que se le acercaba para decirle que no tenía donde vivir y hacer que tuviera un techo o un trabajo (en el Estado, obviamente).

El gobierno del macho alfa, el caudillo, “el hacedor”, el protector, aquel que logra cualquier cosa solo con la palabra e imponiendo el miedo (más que el respeto) a su reacción, es más o menos, en líneas generales, el rasgo más saliente de los proctocráticos, un término que deviene de un concepto sexual conectado con las dotes del macho como dominador y procede de la vieja Grecia.

Estos rasgos se acentúan y acrecientan con el paso del tiempo y su estancia en el poder. El caudillismo en las provincias argentinas, ha sido una constante. Gobernadores que por décadas han sobrevivido a las peores crisis, se han transformado en verdaderos proctócratas.

La personalidad de hombres y mujeres con esta anormalidad del carácter, se va acentuando con el tiempo y es inversamente proporcional a la cantidad de fracasos que vaya cosechando, es decir, cuanto más yerros y equivocaciones generan en el poder, su conducta se acentúa y por ese camino, se suele llegar a tener mini dictadores quienes se creen el ombligo del mundo, aún cuando estén allí por voluntad de la gente que los eligió pensando en un cambio y con la esperanza de mejorar la política. (Agencia OPI Santa Cruz)